En una época en la que el euro está en entredicho y la economía de muchas las familias apenas cubre las necesidades básicas, el trueque vive un inesperado resurgir. En Málaga, un grupo de más de 250 personas en Málaga le ha dado una vuelta de tuerca a ese concepto de hacer negocios al margen de la moneda única.
En su día a día, estos malagueños utilizan el común, una moneda inventada por ellos mismos y que les sirve para pagar todo tipo de productos y servicios, desde una mudanza hasta un masaje o incluso una docena de huevos ecológicos.
David Chapman, británico afincado en Málaga desde hace 20 años, es uno de los impulsores de este sistema económico alternativo que ya funciona de forma similar en otros puntos de España y del resto del mundo.
Según explica, hace unos 3 años comentó las ventajas de esta iniciativa con varios amigos y entre todos decidieron ponerlo en marcha en la provincia. "Llamamos común a la moneda queriendo resaltar el aspecto comunitario de nuestro proyecto", señala Chapman.
Así sin más, comenzaron a producir comunes, ya que se trata de una moneda virtual, que no existe ni en metal, ni en papel ni en el plástico de las tarjetas de crédito, y fabricarla no repercute en la inflación del país.
"Las transacciones se realizan a través de internet, no se imprime nada, así la moneda se crea de la nada porque si una persona pide un objeto o servicio y paga, por ejemplo, 30 comunes a otra persona, la primera tendrá -30 en su cuenta y la otra +30", comenta Chapman quien ofrece hornos solares por 50 comunes.
Para poner en marcha este proyecto sólo necesitaron una web y un programa con el que poder gestionar las ofertas, las demandas y los pagos de los usuarios y que, en este caso, tampoco ha costado ni un euro, ya que ha sido el proyecto fin de carrera de un estudiante de la Universidad de Málaga.
Los impulsores de la iniciativa acordaron que la hora de trabajo se cobra a 10 comunes, pero "se deja a la gente la libertad de poner el precio que quiere y, en realidad, suelen poner los precios más bajos de lo normal, ya que se sienten parte de una comunidad", explica este carpintero de profesión, quien afirma que usando este sistema "se enriquece la vida, se hacen amistades nuevas y se aprende a vivir con menos dinero pero con más riqueza personal".
Con él coincide una de las usuarias de Málaga Común Leonor Jiménez, quien también destaca que de esta forma "se puede acceder a servicios y bienes que actualmente no podríamos tener pagándolo con euros". Esta realizadora audiovisual en paro afirma que con el avance de la crisis ha habido un aumento de los participantes y que ella ha aprovechado este sistema para comprar, sobre todo, comida (pan, miel y productos de repostería) e incluso ha pagado en comunes una página web.
"En el momento de crisis en el que nos encontramos, pensé que había que empezar a vivir con menos dinero del oficial, de forma más comunitaria, colaborativa y social, porque esta moneda no se puede acumular ni especular con ella", explica Jiménez, que anhela el día en el que se oferten viviviendas en este sistema.
Esta joven resalta que la base de la iniciativa "es la confianza en la comunidad". De hecho, cualquier usuario puede comenzar gastando comunes, sin tener ninguno en su cuenta. Sin embargo, para evitar que alguien pueda aprovecharse del trabajo de otros, se ha establecido que cada usuario puede tener una deuda máxima de 300 comunes.
Para Adrián Soto lo mejor de formar parte de esta comunidad es que se trata "de un punto de encuentro para personas sensibilizadas y la gestión está en nuestra manos, no hay bancos ni corporativas de por medio". Además, este estudiante de Pedagogía de 22 años, que ha usado el común para hospedarse en un alojamiento rural en la Alpujarra, considera que de esta manera "se fomento lo local y la personalización de los servicios".
También los hay que se han unido a este proyecto como una forma de huir del capitalismo. "Es una herramienta muy potente para emanciparse del sistema injusto en el que vivimosy crear una sociedad más humana donde primen las personas por encima del dinero", sostiene Galo Acebes, que ofrece en Málaga Común su ayuda para cultivar huertos ecológicos.
Fuente: El mundomamapi dice:
Por lo visto estan surgiendo por el mundo monedas
alternativas del euro, para librarnos del corrompido sistema bancario, de el
expolio y estafa de los políticos y de la madre que los parió a todos.
Entre las monedas alternativas que he podido leer en los
medios de comunicación, el Rupi, Fiorito, eco, epi... etc
El Rupi fue creado por un grupo de estudiantes en un
pueblecito cerca de Belgica llamado Mores. Tuvo tanto éxito entre ellos que los
comerciantes empezaron a pensar que seria un buen sistema para vender sus
productos y hacer también trueques. Y parece que les va bastante bien.
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