QUIEN ROBA A UN LADRON, TIENE 100
AÑOS DE PERDON
Lo dice un dicho muy popular, que
: El que roba a un ladrón tiene 100 años de perdón. No me lo invento yo.
Y creo que la sabiduría popular
es inmensamente certera en sus planteamientos. Como en el caso de éste
ocurrencia tan arraigada en la ciudadanía española.
Este pensamiento viene a cuento
por algunas de las ocurrencias que nuestro gobierno (sea de derechas o sea de
izquierdas) nos están lanzando a nuestros oídos constantemente : Recuerdo
las ocurrencias de nuestro anterior presidente que gobernó o desgobernó, en la
última década.
Pero nuestros oídos están ya
acostumbrados a otra de las citas populares : A
palabras necias, oídos sordos.
En el refranero popular
encontraremos miles de citas como las dos que he descrito.
Ahora salen los ministros del
gobierno a decirnos que debemos de colaborar con nuestro gobierno para poder
salir de la crisis ¿?
Una crisis que dura ya cinco años
casi y no han conseguido otra cosa que estemos cada vez más al borde del
precipicio económico, sin nada de ahorros (pues nos los estamos gastando en lo
más necesario : En alimentarnos, en cuidar nuestra salud, en pagar las facturas
de agua, de electricidad, de gas, en alquileres de nuestra vivienda, en IBI si
la tenemos en propiedad, en todos y cada uno de los gastos necesarios para
nuestra supervivencia, nuestra convivencia y nuestro devenir futuro.
Es que aún no colaboramos
bastante ¿?
Es que solo cuando estemos
pidiendo limosna en una esquina nos dejarán de atacarnos ¿?
Mucha Unión Europea y muchas
instituciones internacionales, pero la verdad es que nos encontramos solos con
nuestra mísera existencia.
Recientemente oímos y leemos que
si no existiera tanto fraude por parte de la ciudadanía que se escaquea de
pagar todos los impuestos que nos piden los gobiernos…, entonces se podría
pagar todos los costes de sanidad, enseñanza, sin tantos problemas y que el
estado del bien estar sería una balsa de aceite. Pero claro, por culpa de los
defraudadores no se puede tener el estado del bien estar perfecto que nos
vendían los anteriores gobiernos. Al menos el actual nos dice verdades. Aunque
nos duelan.
Cuando se trata de defraudadores
siempre se señala a los ciudadanos que incumplen alguna de la miriada de pagos
con que nos asaetan los gobiernos.
Pero siempre se olvidan de que
con nuestros impuestos viven miles y miles de políticos, sindicalistas,
contratados, por todas las administraciones públicas, asesores, funcionarios y
muchos y muchos más que viven a costa de los impuestos, con grandes
subvenciones que merman la posibilidad de hacer una buena política en nuestro
bien estar social.
Por esto es muy acertado el
refranero que motiva este escrito.
Si se nos pide esfuerzos
adicionales. Si se nos pide que no defraudemos en pequeñas cosas, si se nos
pide que colaboremos en el bien del país. Si se nos pide que reduzcamos
nuestros ingresos (sean del trabajo, de una merecida jubilación, de unos
ahorros que acumulamos posiblemente ahorrando cuando percibíamos algún sueldo y
con gran esfuerzo, etc., etc.), entonces : No es
consecuente que se gasten nuestros impuestos de la forma tan alegre y en forma
tan manirota como están haciendo.
Que se apliquen el cuento y
reduzcan los gastos tan elevados con que conviven todos nuestros representantes
y toda la corte de gastones empedernidos,
sin necesidad alguna.
Los ciudadanos hacemos todo lo
que nos manda el gobierno ¿?
Pero, el gobierno y todos los que
viven de los impuestos que hacen ¿?
Siguen con sus gastos suntuosos.
Muchas veces ineficientes e inútiles para la correcta administración del
estado.
Siguen otorgándose subvenciones a
todo aquel que está conectado de alguna forma a los que mandan en gobiernos,
central, autonómicos, local, diputaciones, áreas metropolitanas,
mancomunidades, etc., etc.
Muchos de los subvencionados
están muy quejosos porque les han anunciado que dejaran de darles toda la
subvención, entre otros los actores de la ceja, los del mundo de distracción y
ocio, los de todas y cada una de las empresas creadas al calor de una subvención,
los de cualquier centro dependiente de algún ministerio, de algún ente creado
únicamente para cobrar la subvención, sin nada que hacer y que muchas veces no
tienen ningún empleado.
Ya no digo si tienen razón o no
los que incendian cada dia la calle.
No creo que los más
desfavorecidos, los casi 9 millones de españoles que viven en el umbral de la
pobreza, los parados, los que han tenido que cerrar sus empresas (más de
500.000 empresas han cerrado desde que empezó la crisis), en su mayoría
autónomos, los que buscan su primer trabajo y los que lo buscan sin
encontrarlo, sean los que incendian la calle.
Yo creo están muy preparados para
la guerrilla urbana. Por lo tanto, no son simples ciudadanos que protestan.
Habrá de todo, pero los que aparecen en los telediarios y periódicos más bien
parece que sean los subvencionados que se quejan de la pérdida de su modus
vivendi.
De ser todos los que malviven con
las medidas del gobierno, serian muchos miles más. Por no decir unos 10
millones quizás.
Cuando alguno de los miles y
millones de personas que viven alrededor de este entramado muy bien organizado,
pero que nadie controla, de sueldos, dietas, todo pagado, subvenciones y más
subvenciones , se le ocurre protestar porque cree que no tiene derecho a cobrar
lo que cobra de todo este entramado, lo tachan de demagogo : Recientemente le
pasó a un diputado nuevo en el quehacer de representación de la soberanía
popular que dijo que renunciaba a cobrar algo más que el sueldo que tenía
asignado como representante del pueblo.
Como ha pasado tradicionalmente
con los representantes del pueblo a los que alguien les reprocha utilizar
nuestros impuestos para viajar gratis total por el mundo, o viajar en clase
bussines en los aviones, o asistir solo a los plenos para cobrar las dietas, en
casos como los eurodiputados que solo pasan por el parlamento a dejar
constancia de que han ido y se vuelven rápidamente a su casa, pero cobrando
dietas claro está, hay tantos y tantos que solo quieren salir elegidos para
darse la gran vida a costa de nuestros impuestos, que solo podemos decir lo del
refrán. Refrán que lo dice todo muy explícitamente.
Los ciudadanos mientras tanto se
van quedando sin apenas poder respirar, mientras ellos respiran un millón de
veces más alegremente con nuestros impuestos. Malversando los fondos y los dineros de todos.
Se impone unas medidas drásticas
a todo aquel que quiera vivir de la política, de los sindicatos, se las
subvenciones, en definitiva de nuestros impuestos. Esta demasiado extendida la
creencia que expresó muy bien una ministra del anterior gobierno : Que dijo que
el dinero público no era de nadie. Si no era de nadie, porque nos lo roban de
nuestros bolsillos y lo malgastan tan alegremente ¿?
Tendremos que inventar nuevos
refranes para definir estas aptitudes tan arraigadas en nuestra clase política.
El pueblo es sabio y sabrá encontrar las palabras que definan esta forma tan
poco ética de actuar. Que yo diría casi rayana a las mafias internacionales y
como no la tan importante mafia
siciliana.
Todo lo escrito sirve para
diferenciar de forma penal si cabe al gran defraudador del estado que manejando
miles de millones y defraudando todo lo que puede (que serán miles de millones
también) ha de recibir todo el peso de la Ley. Pero en lugar de eso, todos los
gobiernos optan por concederles las llamadas amnistías fiscales (las llamen
como les llamen para disfrazar la realidad). Mediante el pago de un irrisorio
10% (otras veces ha sido un 1%, y han habido distintas formas de realizarlo y
con distintos porcentajes de pago), los defraudadores se han encontrado con que
su dinero, a pesar de haber sido incrementado al no pagar impuestos, sin ni
siquiera pagar lo mínimo que pagamos todos los cumplidores con el fisco, se les
ha lavado la cara y ya es dinero legal o blanqueado.
Pero claro, estos tienen infinidad de medios
para defraudar y es más cómodo y más efectivo buscar al que no ha pagado el IVA
de una factura de poco importe. Este que no se escape.
Cuantos y cuantos de estos
grandes defraudadores salen cada día a la luz ¿?
Muchos más de los que
aparentemente lo son ¿?
Pero muchos menos de los que
realmente lo son ¿?
Por último me acuerdo del refrán
: Hecha la Ley, hecha la trampa.
Es por desgracia lo que sucede
desde tiempo inmemorial. Cuando sale una ley ya hay quien cree tener la manera
de soslayarla y se complace en probar su efectividad. Trasladando el sistema a
todo aquel que quiere defraudar.
Sino, haber que pasa con los
políticos y funcionarios que han hecho o colaborado en la redacción de leyes
fiscales : Dejan su profesión y se pasan a bufetes de abogados y/o asesores
fiscales. El mundo está lleno de ellos.
Incluso hay leyes que
específicamente desarrollan su articulado para beneficiar a determinados
sectores tanto empresariales, como sindicales o políticos.
La conclusión es determinante
: Las leyes y su aplicación debe de ser
igual para todos, incluidos los antes nombrados.
El Abuelo cabreado
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