ABC.es› El fin del mundo en 2012: cómo se fabrica una gran mentira
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JUDITH DE JORGE | MADRID , 26-11-09 Cómo consigue una mentira absolutamente increíble expandirse como la pólvora y convencer a miles de personas en todo el mundo a pesar de que no cumple ni una sola verdad científica? Desde hace unos meses, el absurdo bulo de que el mundo se acaba en 2012 por un cataclismo cósmico circula sin control por internet en webs de contenido pseudocientífico.
Ninguno de sus planteamientos tiene sentido -echa al traste leyes universales e incluso se saca de la chistera, sin ningún rubor, un misterioso planeta oculto-, pero como no faltan crédulos dispuestos a confiar en el primer planteamiento absurdo que se les proponga, el movimiento pro Armagedón se ha convertido en una gran bola de nieve. Esa locura colectiva ha llegado a las puertas de la NASA. Como adelantó ABC.es hace unos días, uno de los especialistas de la agencia espacial, el astrobiólogo David Morrison, un experto de renombre mundial en el sistema solar, ha tenido que salir a escena para aclarar que, aunque el mundo tiene muchas tristes razones para irse a pique, no hay ninguna señal de que ocurrirá precisamente en esa fecha, y mucho menos por un choque planetario o algo semejante.
El especialista expone sus razones, perfectamente argumentadas, en una web muy recomendable. Entonces, ¿qué intereses ocultos hay detrás del engaño? ¿Y cómo se ha montado esta especie de marketing viral? ¿No echan de menos que no haya mencionado hasta el momento la recién estrenada superproducción de Hollywood «2012»? Por supuesto. Aquí está una de las claves del asunto. Pero empecemos por el principio:
Según cuenta Morrison en su artículo, el origen de la extraña predicción de que la Tierra estallará en diciembre de 2012 se sitúa en los libros de ciencia ficción sobre la civilización mesopotámica del escritor Zecharia Sitchin(The Twelfth Planet, 1976). Sus historias hablan de Nibiru, un planeta supuestamente descubierto por los sumerios que orbita alrededor del Sol cada 3.600 años. A raíz de esta fantasía, una mentalista aseguró en su día en su web Zetatalk que los habitantes de un planeta que gira alrededor de la estrella Zeta Reticuli la habían advertido de que el Planeta X o Nibiru iba a chocar contra nosotros en 2003.
Como obviamente no sucedió nada, la hecatombe fue trasladada a diciembre de 2012. Mucho más tiempo para vivir del cuento. Curiosamente, no ha sido hasta hace poco que estas fábulas se han relacionado con el hecho de que el calendario maya finalice en el sosticio de invierno dentro de tres años.
Imposible esconderlo
La superstición ha calado hondo. Morrison ha recibido alrededor de un millar de mails y cartas de personas que de verdad se creen que existe Nibiru y que entraña peligro para la Tierra. Hasta le llegan a preguntar por qué los gobiernos y la NASA tratan de esconder al público esta amenaza. Para los científicos, la historia no tiene ni pies ni cabeza. Para empezar, ningún satélite ni sonda de observación ha dado nunca con ningún Nibiru y aunque las autoridades quisieran ocultarlo, hay miles de organizaciones astronómicas y aficionados en todo el mundo que antes preferirían quemar sus telescopios y gritar que la Tierra es el centro del Universo a callarse tremendo descubrimiento. Sería imposible. «Un planeta así en nuestro sistema solar habría sido conocido desde hace mucho tiempo, por observación directa por infrarrojos o por las perturbaciones gravitacionales en otros objetos», explica el científico.
El astrobiólogo asegura que la gran mayoría de las fotos y vídeos colgados en internet del dichoso Nibiru cerca del Sol, aparentemente respaldando la idea de que el planeta ha estado oculto por el Astro rey durante muchos años, se tratan en realidad de «falsas imágenes del Sol causadas por reflejos internos de las lentes, llamadas a menudo llamaradas de la lente». Según señala, el efecto aparece aún más claro en los vídeos y es el mismo que se observa en fotografías de supuestos ovnis tomadas de noche con una luz muy fuerte.
Supervivencia de la Humanidad
Ahora hablemos de negocios. El rumor del fin del mundo en 2012 ha venido muy bien a una serie de aprovechados. Actualmente hay 400 libros que hablan sobre el tema en Amazon (vamos a suponer que algunos títulos quieren desenmascarar a los timadores) y las webs sobre el asunto se han multiplicado como setas. La más flagrante, según denuncia Morrison, ha sido una falsa web de ciencia lanzada por los promotores del filme «2012». El sitio, un montaje publicitario, aseguraba haber sido creado por una ficticia Institución para la Continuidad Humana, dedicada a la investigación científica con una única misión: la supervivencia de la Humanidad. El contenido se las trae: asegura que el Instituto fue fundado en 1978 por líderes internacionales de gobiernos, la esfera económica y la ciencia. Llegan a decir que en 2004 los científicos confirmaron la existencia, con un 94% de probabilidades, de que el mundo sería destruido en 2012. Es cierto que lleva la firma de Sony Pictures, pero qué apostamos a que más de uno se lo ha tragado.
Esta técnica de marketing viral, llamada así porque se expande como los virus informáticos, no es inocente. Busca resultados económicos bajo una mentira, pero sus efectos no son sólo hacernos quedar como tontos, sino que confunden a muchas personas y pueden generar temores innecesarios. Hace unas semanas, una compañía telefónica utilizaba una técnica parecida, muy controvertida por sus implicaciones éticas, para darse a conocer. Y bien que lo consiguió. Difundió el bulo de que un meteorito había caído en Letonia. Por unas horas, todos lo creímos, los medios de comunicación los primeros, e incluso se movilizaron bomberos, policía y científicos hasta el lugar de los hechos. Pero eso no es lo peor que puede pasarnos. Si tuviera un familiar viviendo cerca del lugar del impacto, ¿no se sentiría preocupado?
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