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Cataluña y Aragón reabren la ´batalla del trasvase del Ebro´
Mas se opondrá a «la locura» de recuperar el canal - Murcia no quiere entrar "en la guerra del agua"
D. GÓMEZ / AGENCIAS La guerra del agua vuelve a la primera línea. Esta vez con protagonistas distintos pero con la misma víctima, la cuenca del Segura, la única deficitaria de España.
El anuncio del ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, de que el nuevo Plan Hidrológico Nacional (PHN) contemplaría trasvases ha levantado los ánimos en Aragón y Cataluña, que temen que Mariano Rajoy resucite el canal del Ebro que José Luis Rodríguez Zapatero derogó en 2004. También en Castilla-La Mancha, que no quiere oir hablar de la opción del Tajo-Medio.
La polémica la abrió el presidente de la Generalitat catalana, Artur Mas, quien advirtió de que rechazará frontalmente «la locura» de una eventual recuperación del trasvase del Ebro, y señaló que, si España necesita agua, la mejor opción es la que ha defendido siempre CiU: traerla de Francia procedente del río Ródano.
La alarma también ha llegado al socio del PP en el Gobierno de Aragón, el Partido Aragones (PAR), cuyo portavoz, Alfredo Boné, lanzó un aviso a la presidenta Luisa Fernanda Rudí. «Si se recupera el trasvase del Ebro, se ha caído el pacto de gobernabilidad». También el diputado de La izquierda de Aragón al Congreso, Chesús Yuste (CHA), animó a los aragoneses a desempolvar «las pancartas» contra el trasvase.
Quien tampoco está por la labor de plantear nuevos trasvases desde el río Tajo es María Dolores de Cospedal, presidenta de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y secretaria general del Partido Popular, aunque sí se mostró partidaria «de terminar de una vez por todas con la falta de política hidráulica por medio de un Plan Hidrológico Nacional». Según Cospedal, la falta de planificación del anterior Ejecutivo socialista «ha llevado a la lucha entre comunidades autónomas o gobiernos de comunidades autónomas». «En España hay agua para todos, pero está muy mal distribuida», declaró la presidenta castellanomanchega.
Dolores de Cospedal estuvo muy suave en la defensa de los intereses de Castilla-La Mancha, según el PSOE de esta comunidad, quiien le recordó que los socialistas de esta región «no queremos que haya trasvases, ni desde el Tajo Medio ni desde la cabecera del Tajo, porque necesitamos el agua para nuestro desarrollo económico y social, y para la agricultura de Castilla-La Mancha, que lo merece en primer lugar».
El Región de Murcia, mientras tanto, quiere mantenerse al margen de esta batalla política, y recuerda que sólo reclama «que aquellas cuencas que tienen excedentes, cuando ellas utilicen todo el agua que necesiten para consumo humano, industrial o agrícola, cedan parte de sus sobrantes a las cuencas deficitarias», en palabras del portavoz del Gobierno regional, José Ballesta. Eso sí, el consejero recordó con insistencia que los regantes murcianos pagan por el agua que les lleva desde los trasvases, así que solo reclamó «que nos el precio al que hay que pagarla».
Una opinión similar tiene el presidente de la Generalitat Valenciana, el popular Alberto Fabra, quien reclamó «solidaridad hídrica» para el nuevo Plan Hidrológico Nacional. «Siempre hemos dicho que lo lógico es que allá donde sobre agua, compense a los territorios que tenemos déficit hídrico». Fabra recordó que «estamos en un Estado donde todos tenemos que demostrar nuestra solidaridad. Hay solidaridad económica, fiscal, sanitaria y educativa. También debe de haber solidaridad hídrica».
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