La patronal detecta 3.000 viviendas particulares que ofrecen 10.000 plazas de hospedaje ilícitas en el centro. La ganancia es total. No dan factura, carecen de licencia y escapan al control fiscal y al de los clientes
MARÍA ISABEL SERRANO / MADRID
Día 21/02/2012
Finanzas.com
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«Son 140 euros cada noche y la casa tiene dos dormitorios. No suelo hacer factura pero si me la pide el precio será otro». Como es lógico, con esta respuesta de M. F. pocos quieren el recibo. El propietario de esa vivienda, cerca de la Gran Vía, la utiliza de forma ilegal para uso turístico. No paga ningún tributo. Sólo gasta en limpieza y en reponer ropa de cama y baño. Se lo lleva todo crudo. Este negocio ilícito se está extendiendo como una mancha de aceite por Madrid. Un informe de la Asociación Empresarial Hostelera de Madrid (AEHM) revela que existen ya 10.000 plazas ilegales repartidas en 3.000 viviendas en la capital. Estamos ante un fraude que genera unas ganancias anuales aproximadas de 37 millones de euros.
.En Atocha los hay en Ave María, Lavapiés, Argumosa y en todo el entorno de Antón MartínLa picaresca, la crisis, internet y los pocos escrúpulos son los ingredientes de un cóctel que se traduce en la realización de una actividad turística sin licencia. Así de fácil. Así de claro. En la patronal hotelera están asustados por el cariz que está tomando este fenómeno. Reclama una normativa que regule y controle el uso turístico de las viviendas residenciales que se ofrecen, cada vez en mayor número, a través de web especializadas y por periodos de tiempo inferiores a un mes, «en evidente situación de competencia desleal para los establecimientos hoteleros de la Comunidad de Madrid», asegura Carlos Díaz, presidente de la AEHM.
En la almendra
En realidad, es una competencia directa e ilícita contra todos los establecimientos turísticos legales, desde hoteles de cinco estrellas hasta las más humildes pensiones. Por lo general, los clientes de este negocio fraudulento suelen optar por ocupaciones de viviendas de entre 2 y 3 noches. Es lo más utilizado.
Hay «hoteles piratas» por todo Madrid, pero especialmente en distritos céntricos y calles de la almendra central. Por los barrios periféricos también se encuentra alguno, pero mucho menos. A través de internet hay fácil acceso a esta oferta. Se publicitan, por norma, como «apartamentos» o «estudios». Los hay de todos los tamaños. Desde un piso de 30 metros cuadrados con una única habitación hasta una casa de 400 metros cuadrados con cinco o más estancias. A veces se «copia» la oferta de un hotel al uso con aquello de «alojamiento y desayuno». Otras, no. Sólo para dormir. Las viandas se las tiene que procurar el cliente que, por lo general, sabe en qué condiciones va y no se le ocurre exigir más de la cuenta.
Se han «fichado» viviendas residenciales para uso turístico en calles como Carretas, Hortaleza, San Lorenzo, Atocha, Echegaray, Jardines, Ave maría, Divino Pastor, Augusto Figueroa, plaza de los Mostenses, Manuela Malasaña, Príncipe, Fuencarral, Pez, Madera, Barcelona, Mellizo, Valverde y Leganitos.
En la capital hay 58.000 establecimientos hoteleros reglados que ofrecen unas 116.000 plazas. Como decimos, la oferta ilegal de «hoteles piratas» abarca 3.000 viviendas y 10.000 plazas. Y va a más. De hecho, desde la patronal del sector aseguran que desde 2005 el crecimiento de este tipo de alojamientos ilegales alcanza «niveles alarmantes». Exigen al Gobierno regional que acometa esta situación teniendo en cuenta el derecho de las empresas de hospedaje a que «no se compita con ellas por el mismo segmento de mercado, el de los turistas que vienen a Madrid para estancias cortas, sin las mismas exigencias que cumplen los establecimientos de hospedaje sometidos a regulación».
Libres de impuestos
Las viviendas residenciales para uso turístico son alegales porque al no estar regladas, no existen para la ley. Pero, ojo, son también ilegales porque sus ganancias escapan al fisco, carecen de licencia municipal, desobedecen la normativa turística y, además, eluden cualquier norma sancionadora.
Más aún. Antonio Gil, secretario general de la AEHM, subraya esta actividad incontrolada «está causando mucho daño a los empresarios del sector, que cumplen escrupulosamente la normativa y sus obligaciones administrativas y fiscales. También se perjudica a los vecinos que habitan en estos edificios». La comunidad de propietarios sufre, impotente, muchas veces el ir y venir de turistas en su bloque haciendo ruido, a horas intempestivas y sin respetar los horarios de sueño.
Pero hay, además, otro aspecto muy delicado. Se trata de los problemas que puede plantear la inexistencia de medidas de seguridad y falta de control sobre los ocupantes de los «hoteles piratas», tal y como exige el Ministerio del Interior a los establecimientos hoteleros. Para delincuentes, mafiosos e, incluso, terroristas es mejor alojarse en un piso donde no se les pide su identificación.
La patronal hotelera madrileña ha puesto, en los últimos años, más de 270 denuncias en los estamentos correspondientes. Más que su cierre, los hoteleros piden una normativa que esta opción turística. Y ofrecen un ejemplo, el de Nueva York. Allí se ha promulgado una ley por la que se prohíbe alquilar viviendas por un tiempo inferior a los treinta días. Pudiera valer. Todo es ponerse.
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