jueves, 30 de agosto de 2012

Una aseguradora alemana paga viajes con prostitutas a sus mejores agentes

  • En Budapest organizó una fiesta con unas 20 prostitutas
  • En Mallorca fueron a un evento con, al menos, 'strippers'
  • En Río de Janeiro varios agentes subieron prostitutas al hotel
La aseguradora alemana Ergo, filial de Munich Re, organizó durante años viajes organizados con prostitutas para sus empleados, según ha confirmado la propia empresa sobre una información del diario 'Handelsblatt'.
El escándalo saltó en 2010, cuando se conoció que Ergo, antigua Hamburg-Mannheimer, pagó en junio de 2007 una fiesta con al menos, unas 20 prostitutas en un viaje en Budapest para los mejores agentes de esa compañía.
Sin embargo, la firma organizó 'fiestas' durante mucho más tiempo. En septiembre de 2005 los mejores agentes de seguros viajaron a Mallorca, viaje organizado por la dirección de Ventas, en el que participaron 21 personas y cuyos costes ascendieron a 55.992 euros.
En este viaje a Mallorca, el director de Ventas Kai Lange llevó a sus mejores agentes a un club en el que se encontraban chicas ligeras de ropa en la barra, según un participante, y que costó 2.428 euros en concepto de "dietas y bebidas".

Intercambio de parejas

Un portavoz de Ergo admitió también que agentes de seguros de su filial de Hamburgo-Mannheim visitaron un club de intercambio de parejas en Jamaica entre enero y febrero de 2011, estancia pagada por la aseguradora.
El rotativo alemán cita también un informe de revisión de Ergo del 24 de junio de 2011 en el que se refleja que los costes de un único viaje en 2010, a un destino que no se especificó, ascendieron a más de 75.000 euros.
Otro de los viajes organizados por Ergo tuvo como destino Río de Janeiro en 2010. Entonces entre 14 y 20 agentes comerciales acudieron a Barbarella, un club de baile en Copacabana.
Como mínimo tres empleados, entre ellos directivos, llevaron prostitutas a la habitación y un cuarto llegó a la entrada del hotel con una acompañante del brazo, pero la mujer exigió unos 50 euros y el portero una tarifa adicional de 100 euros.
"Esta práctica no le gustó al suabo (nombre de la población de Württenberg que en Alemania es tachada de tacaña) y devolvió a la brasileña", señala 'Handelsblatt'.
La empresa prometía a los empleados externos que quien trabajara bien y mucho, viviría algo que no olvidaría pronto. "La puertas del autocar (en el que viajaban) se abrieron y la mitad del grupo se bajó, incluidos directores de sección y otros directivos. Sólo pensé: 'no puede ser que Wüstenrot nos lleve a una casa de putas'", asegura un participante

Elmundo.es

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