Todos nos acordamos que en el año del señor 2.004 se ungió a
un presidente que estaba convencido de éramos el país mejor del mundo y nuestra
economía era la más fuerte y estable del planeta.
Se inició una marcha triunfal, con las correspondientes
trompetas, clarinetes y tambores. Nos convenció de que era la Aida de España,
con sus coros de Nabuco a toda pastilla.
Pero solo pasaron tres años que todo se hizo mucho menos
triunfal y se inició la era de la marcha fúnebre.
Pasamos casi sin verlo a venir, de una obra cumbre de Verdi
a otra obra cumbre de Chopin.
Solo que la primera se toca con gozo en las operas del mundo
y la segunda es la música de todos los entierros.
Todo esto es lo que nos ha tocado
vivir en esta última década. Que se inició triunfalmente y ha terminado siendo
un entierro triste y maloliente.
No es mala metáfora la que he
descrito. Es la pura verdad de lo que nos está pasando desde aquel presidente
tan proclive a dar lo que no era suyo : La fortuna acumulada en años de
esfuerzo y trabajo de los españoles.
Como se merecía, le dejaron de votar. Pero el mal ya estaba
hecho.
El se ha ido con grandes sueldos públicos y nosotros nos
recortan cada vez más nuestras posibilidades de poder vivir, no digo el
sarcasmo de vivir decentemente. Solo podemos esperar poder vivir aunque sea
indecentemente.
Si no que el personaje que nos
destrozó la vida pregunte a todos nosotros que nos parece como ha dejado a
España ¿?
No lo hará. Ni ahora ni nunca.
Le va la vida tan buena que
consiguió mientras nos destrozaba la nuestra.
Los más de 6 millones de parados
avalan esta afirmación.
Los miles de desahuciados avalan
esta afirmación.
Los cientos de miles de empresas
cerradas avalan esta afirmación.
Los recortes en todo avalan esta
afirmación.
Que ha de pasarnos más para que
nunca volvamos a caer en el engaño de un presidente tan hipócrita ¿?
Todos los políticos tienen la
culpa de lo que nos pasa. Pero unos más que otros. No todos son igual de
nefastos.
Tenemos que superar nuestros
demonios si queremos salirnos de la letrina en que nos hundió.
Tenemos que ponernos a trabajar,
cada uno en lo que mejor sepa hacer, para sacar adelante este país. Unos
creando empresas, sean pequeñas y medianas, sean como autónomos, sean lo que
sean para que creen puestos de trabajo. Otros inventando cualquier cosa que
podamos fabricar y vender. Otros creando esfuerzos conjuntos en nuestra
sociedad para salir de todo lo mal que nos está pasando.
Nuestro país no es malo intrinsecamente.
Lo que es muy malo es el tipo de políticos que medran alrededor del poder. Solo
están pensando en asegurarse un futuro inmejorable para ellos y a nosotros que
nos den morcilla. No merecemos nada. Somos la escoria que se ha de pisar y
destrozar. Solo nos tienen en cuenta porqué sin nosotros ellos no son nada. No
saben ni zurcir un descosido. Ni arreglar un grifo. Ni crear puestos de trabajo
rentables que no sean solo subvencionados por nuestros impuestos.
Un país en que todos viven de las
subvenciones no es posible. Salvo en países comunistas que nadie tiene nada y
todo es del partido gobernante. Mal viven esperando una revolución que les
devuelva la libertad. Pero no llegará nunca pues sus dirigentes ya se cuidan de
destrozar cualquier atisbo de cambio. Como pasó en china hace unos años y como
pasa constantemente en todos los pueblos que quieren sacarse de encima esta
opción política que ahoga al país que la padece.
Pero en España aun podemos
presumir que queremos una democracia real. No la hemos conseguido aun, a pesar
de que en ello estamos empeñados desde hace casi cuarenta años. Pero estamos en
ello. Si no nos lo tuercen estos personajes siniestros que nos chupan la
sangre, la vitalidad, el dinero y la vida, hasta dejarnos exaustos y sin casi
fuerzas para poder levantarnos.
Pero está cada día más cerca de
que se produzca el milagro. Solo estamos a la espera de que nos griten él
típico : Levántate y anda.
Entonces andaremos de nuevo por
la senda de la recuperación económica y política. Seremos de nuevo personas con
los derechos que nos otorga nuestra Constitución, como el derecho a tener una
vivienda digna, el derecho a tener una educación de calidad, el derecho a tener
una sanidad de calidad, el derecho más necesario de tener un trabajo digno del
que poder vivir nosotros y nuestras familias, sin tener que mendigar por las
esquinas que nos den un plato de comida, las organizaciones caritativas, como
Caritas y otras muchas.
Pero para que se lleve a cabo
este “levantarse y andar” es necesario que todos los políticos y sindicalistas
que han estado tantos años viviendo a costa nuestra, sean apartados por nuevas
generaciones de personas honestas y que sean conscientes de que deben de
trabajar para el bien del país. No como hasta ahora que solo han trabajado para
su propio bien, acumulando fortunas y colocando a todos sus hijos, parientes,
amigos, conocidos y compañeros de partido en los puestos del sistema creado por
ellos para estafarnos a todos los demás.
Sin estos políticos no habríamos
llegado al extremo a que hemos llegado.
Cada día aparecen más noticias de
este tipo de malas formas de dirigirnos.
Cada día los cuerpos de policía,
los jueces, los fiscales, los abogados, las agencias de espionaje y todos los
sistemas de protección del ciudadano están más abrumados por lo espeso del
bosque en el que casi ya no sabemos distinguir un árbol bueno de un árbol que
debe de ser cortado de raíz para que no se muera el resto de la naturaleza
verde circundante.
Cada día encontramos a más
entidades, personas, profesionales del trapicheo, del trinque y de la estafa
sin ningún tipo de rubor, que nos han ido dejando malheridos en la cuneta. Pero
lo peor es que ni siquiera han tenido la hombría de avisar al servicio de
urgencias para que nos viniera a recoger y tratar de curarnos las heridas. En
fin : No les importa que podamos sobrevivir. Ellos tienen bien cubiertas las espaldas, con
lo acumulado y con lo que cobran en cuanto se les quita de su puesto. Lo tienen
todo ¡ atado y bien atado!. Recuerdan esta frase ¿?
Les suena ¿?
De qué forma se llegó a desatar todo ¿?
Pues apliquemos el cuento y volvamos a hacer lo mismo :
Desatemos todo lo atado por los políticos sin moral, sin ética y sin nada de
vergüenza ajena.
Pero para ello necesitamos que funcionen nuestras
instituciones. Instituciones que están prisioneras de los políticos.
Lo que ha pasado con las cajas es
el ejemplo más ilustrativo de cómo se destruye algo que funciona bien : Se
instalan los políticos a mandar en ellas y las destruyen. Las han dejado que no
sirven de nada, ni para ti, ni para mí. Ya ha dejado de existir estas
instituciones que fueron creadas para dar servicio financiero a las familias y
pequeños ahorradores, a pequeñas empresas
etc., etc.
Pero que pasó ¿? Era un bocado muy goloso y los políticos y
sindicalistas se adueñaron de todos nuestros ahorros guardados en las Cajas de
Ahorros.
Se otorgaron las prerrogativas de
vaciar sus depósitos, entregándolos a sus organizaciones y a sus personajes más
afines. No devolvían lo que sacaban y poco a poco se han arruinado estas
instituciones, dejándonos a todos con el culo al aire y sin poder casi respirar
del olor nauseabundo que se desprende de todas ellas.
Pero lo que sí han conseguido
mejorar su vida son los responsables del desaguisado. Todos se han cubierto las
espaldas con grandes indemnizaciones y con nuevos cargos muy bien remunerados
en partidos políticos, sindicatos, en empresas públicas, en ayuntamientos y un
largo etc., etc.
Pues a estas alturas aun nos
mienten como bellacos : Ellos no tienen la culpa de nada. Todo es producto de
un contubernio judeo-masónico extranjero. Les suenan estas expresiones ¿? Hoy
no las emplean en forma literal, pero lo emplean en forma figurada. Y si no :
Porqué nuestro presidente en casi toda la última década nos decía que no había
crisis. Que cuando ya no pudo mentirnos más, dijo que la culpa era de todos los
centros de poder del extranjero. Pero nunca reconoció el daño que sus
decisiones nos estaban produciendo a todos. Los que le votaron y los que no.
Debemos de creer que en un futuro
inmediato volveremos a escuchar a Verdi y no a Chopin.
No tenemos mucho más aire para
poder seguir respirando, ni dinero ahorrado en los años de nuestra vida
productiva como trabajadores. Todo se nos termina. Y la inmensa mayoría ya se
nos ha terminado.
Debemos de hacer todo lo posible
para que nuestra juventud tome ya el relevo de las momias en que se han
convertido nuestros dirigentes políticos y sindicalistas.
Y también para que se renueven
las estructuras internas de nuestras empresas, jubilando ya a todos los
mandamases que sean un dique de contención para renovarse.
Sin la juventud en los puestos de
responsabilidad de cualquier orden las organizaciones, estas tienden a
enquilosarse y a no innovar. Sin innovación no es posible poder tener un puesto
digno en el mercado global cada vez más veloz y más competitivo en que estamos
inmersos.
Nada es como hace un siglo, ni
nada será igual a la vuelta de unos pocos años.
Debemos de ser avanzados en todo
o seremos, como siempre nos ha pasado, los últimos en llegar. Solo podremos
comernos las migajas que hayan dejado los más avanzados.
Debemos de desterrar aquella
frase hecha tan popular : Que inventen ellos.
Ellos ahora debemos de ser
nosotros para tener posibilidades futuras.
El abuelo cabreado
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