Una precisión a don Pío Moa
3 de Mayo de 2010 - 12:03:42 - Luis del Pino
Entradilla al programa Sin Complejos del domingo 2 de mayo de 2010
Hoy es 2 de mayo. Así que les podría hablar de que en un día como hoy murió, hace 491 años, Leonardo da Vinci.
O les podría hablar de cómo el pueblo de Madrid se levantó un 2 de mayo contra la dominación francesa.
O podría fijarme en alguna efeméride menos gloriosa y decirles que un día como hoy, Pablo Iglesias fundó el Partido Socialista Obrero Español, en 1879.
Pero prefiero dejar hoy aparcadas esas conmemoraciones, porque he hecho un descubrimiento que me produce honda satisfacción y quiero compartirlo con todos ustedes.
En estas pasadas semanas, D. Pío Moa nos ha repetido varias veces, en su sección de "La involución permanente", que una de las tragedias de la izquierda española es que carece de pensadores de un mínimo relieve. Y a mí eso me parece un desastre, porque una democracia necesita una izquierda y una derecha fuertes, tanto electoral, como intelectualmente.
Y resulta que esta semana me he tropezado con un ejemplo que desmonta esa tesis tan derrotista de D. Pío Moa. He podido encontrar, al fin, un ejemplo de pensador en la izquierda. O mejor debería decir de pensadora, porque se trata de una fémina, que nos ha dado a todos los españoles una auténtica lección de teoría y práctica política. Me estoy refiriendo a doña Carmen García, miembro de Izquierda Unida y Concejala delegada de acción social y familia, fomento, promoción, desarrollo económico y empleo en el ayuntamiento de Vélez-Málaga, donde gobiernan en coalición el PSOE, Izquierda Unida y los independientes.
En uno de los plenos del ayuntamiento, el portavoz del Partido Popular le reprochó a doña Carmen que hubiera enchufado a su hija y a su yerno en la Diputación y que le negaran al grupo popular documentación que habían solicitado sobre dicha cuestión.
Ante semejante provocación, completamente repudiable, doña Carmen se despachó a gusto delante de las cámaras al acabar el pleno, poniendo los puntos sobre las íes con una elegancia y un savoir faire ciertamente meritorios. Pocas veces había visto yo un discurso político tan plagado de sutileza argumental, de racionalidad cartesiana y de matices poéticos como el de esta nueva Pasionaria - - ¡Qué digo Pasionaria! ¡Esta nueva Rosa Luxemburgo! - de la izquierda española.
Para empezar, doña Carmen dio muestra de su magistral manejo de los tiempos, rehusando caer en la trampa dialéctica que sus oponentes políticos le tendían. Con ojo certero y mano firme quiso apartar la hojarasca argumental e ir directa al grano, desenmascarando las aviesas intenciones de quienes la acusaban de enchufismo. "Mira, no hay peor desgraciado, no solamente no tener dinero, sino votar a la derecha" - dijo doña Carmen. "A la derecha le importa una puñetera mierda absolutamente todo", prosiguió.
Por si acaso se les han escapado a ustedes los matices semánticos de estos dos inteligentes aforismos, doña Carmen retrata con un par de trazos magistrales el drama de la resignación personal, la teoría de la predestinación individual y el análisis marxista de la alienación social: sólo hay una cosa peor que ser pobre - viene a decirnos -, que es ser pobre y de derechas. ¿Y por qué? Pues porque, como a la derecha le importa una puñetera mierda todo, si uno es pobre y de derechas, entonces resulta que uno tendrá la desgracia de ser pobre y que no le importe serlo. ¿Se dan ustedes cuenta de la forma tan sutil con la que doña Carmen nos plantea, en dos docenas de palabras, la necesidad de la lucha revolucionaria? Marx, Lenin y Gramsci resumidos en dos líneas.
Pero no se crean que la cosa queda ahí. Una vez demostrada sin género de duda la necesaria superioridad moral de la izquierda, doña Carmen agarra el toro por los cuernos y responde a las acusaciones de enchufismo, para que no se diga que no quiere contestar. "Cada vez que dicen algo de enchufes - afirmó doña Carmen -, de verdad que me entran ganas de darle dos galletas en la cara y ponerle la cara morá."
Podía doña Carmen haber negado que hubiese enchufado a su hija y a su yerno en la Diputación, pero eso hubiera sido caer en la provocación y su discurso no habría quedado tan redondo. Dada la superioridad moral de la izquierda, no es necesario responder a ninguna acusación de ese tipo. Lo que hay que hacer es darle dos galletas a todo miembro del PP que pregunte y ponerle la cara morá. ¡No me digan que no queda poético lo de la cara morá!. Ese vendaval sonoro que Miguel Hernández decía que llevaba al cuello no pasa de ser una suave brisa ante el tornado, el ciclón, el huracán, que la garganta de esta señora provoca cuando pronuncia "morá".
Demostrada la superioridad moral de la izquierda y una vez que nos ha enseñado cómo hay que enfrentarse a las provocaciones de la odiada derecha, lo que toca es un llamamiento a la movilización popular: "Me parece mentira - continuó doña Carmen, en alusión a los miembros del Partido Popular - que tengan todavía algo y no le escupan en la calle en la cara, pero en fin, esta es la derecha que tenemos, que no es una derecha democrática".
¿Cabe un programa de acción política más sintético que éste? El cordón sanitario, pero llevado a su máxima expresión. Observen que doña Carmen, siempre respetuosa con la voluntad popular, no ordena nada a las masas, no trata de coartar la libre expresión de sus deseos. Tan sólo sugiere con sutileza cuál es el camino a seguir: escupirle en la cara a los representantes de la derecha, porque es una derecha no democrática. ¿Qué mejor forma de demostrar lo demócrata que es uno que escupiendo en la cara a los que no son demócratas? ¿Se dan cuenta ustedes de lo innovador del concepto?
Doña Carmen remató finalmente su alocución haciendo abstracción de las miserias cotidianas de su ayuntamiento y regalándonos un análisis general de la actual crisis política y económica en que España está sumida.
"Para mi está muy claro quien tiene la culpa: el sistema capitalista en el que estamos, la banca que no tiene absolutamente nada de vergüenza y unos empresarios totalmente impresentables que ahora están echando a toda la gente a la calle. Los tres millones de parados que hay más son los contratos de mierda que habían hecho durante diez años. Ahora dicen que hay tres millones en la calle...¡Si eran los contratos de mierda que hizo el Aznar!".
¿Se estaban ustedes preguntando cómo es posible que el paro haya alcanzado cotas nunca vistas antes en nuestro país? Pues ahí tienen la respuesta de doña Carmen: ahora tenemos tres millones de parados más porque Aznar se dedicó hace diez años a hacer contratos de mierda y ahora esos contratos se han ido terminando, con el único fin de sabotear al gobierno de la izquierda. ¿Cabe un análisis más sincero, más descarnado, más directo, de la actual situación?
Si doña Carmen se hubiera quedado en estas disquisiciones teóricas, entonces nos asaltaría la duda de si todo su discurso era la formulación de una teoría política bien meditada, o si se trataba, por el contrario, de un simple rapto irrepetible de genialidad. Pero en el siguiente pleno del ayuntamiento, doña Carmen dejó claro que esa altura intelectual que había demostrado no era casual.
Al ser instada a disculparse por un compañero del equipo de gobierno, doña Carmen nos dejó una de esas perlas dialécticas que pasarán indefectiblemente a la historia del parlamentarismo, a pesar de haber sido pronunciada en el modesto marco de un pleno municipal: "No me disculpo porque no me sale del coño", dijo doña Carmen.
Esto sí es una muestra de franqueza, hombre. Esto sí es sinceridad. No como el cursi de Bono, que le preguntan sobre su patrimonio y responde como en los chistes de budistas, diciendo la chorrada esa de "las avispas de la difamación pican en fruta sana", que no se sabe si es una contestación o una adivinanza. Ante doña Carmen García, ante este nuevo epítome de la conciencia revolucionaria democrática, Bono no es más que un reprimido.
Así que ya saben: tengo que hablar con D. Pío Moa para comunicarle la buena nueva de que por fin, después de siglos de sequía intelectual, ha aparecido una nueva pensadora en la izquierda.
El sendero luminoso de la revolución vuelve a brillar en España con luz propia.
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