Nadie escapa a este tipo de
engaños.
Todos entramos en tiendas,
supermercados, grandes superficies o en cualquier comercio o mercado. Compramos
lo que necesitamos y nos vamos a casa.
Pero, cuántos de los compradores
verifican lo que han comprado ¿?
Si hiciéramos una encuesta
fiable, seguro que el 90%, o tal vez más, nos dirían que nunca verifican el
peso, la calidad, si los anuncios se corresponden con el género que se llevaron
a su casa. La inmensa mayoría se contenta con verificar si los precios cobrados
se corresponden con el que anunciaban cuando compraron el producto.
Todos deberíamos hacer una cosa
tan sencilla como verificar si los datos que nos indican en los envases se
corresponden con la realidad del producto comprado.
Digo esto porque recientemente he
intentado corroborar que no me engañan.
La experiencia ha sido un
desastre.
La mayoría de productos que he
verificado solo me han producido que un desasosiego evidente.
En un envase que indicaba que
había un producto de peso neto de 200 gramos, faltaban 28 gramos. Pero con el
embase de plástico hacia los 200 gramos. Era pues el peso bruto. No era el peso
neto.
En un envase de jamón de
paletilla de jabugo indicaba que eran 100 gramos de jamón. En realidad eran 85
gramos de jamón. Jamón con gran cantidad de grasa. Pero la grasa ya eran 35
gramos. Por lo tanto entre el embase y la grasa me habían escamoteado ½ del
jamón que había comprado. El precio por consiguiente era el doble que el
anunciado.
La mayoría de envases de productos
están correctamente cerrados. Pero cuando al llegar a casa los abrimos nos
encontramos que en el fondo está el producto en parte podrido y lo tenemos que
tirar.
En muchas ocasiones al llegar de
la compra ponemos todo en la nevera.
Cuando vamos a usar algún
alimento vamos a la nevera y lo vemos ya inservible. Lo tenemos que tirar pues
pensamos que es nuestra nevera que ha estropeado el producto ¿?
Cuando adquirimos algún producto
nos informamos de sus características, textura, sabor y estado de conservación.
Si es un producto congelado les
preguntamos si podemos ponerlo en el congelador. Nos dicen que si.
Pero a veces, cuando los queremos
utilizar está en mal estado debido a que el comerciante ha roto la cadena de
frio y no nos lo ha dicho.
Todo debe de llevar el peso y la
fecha de caducidad. Además del producto que está envasado y sus
características, los pesos o % de grasas y todos sus componentes.
Muchas veces no se corresponden
los datos con su realidad. Pero como no tenemos medios de saberlo nos los comemos.
Cuando vemos que engordamos o enfermamos vemos claramente que no era lo que
decía el envase.
Pero la pregunta del millón es la
siguiente :
Qué pasa con los productos que
compras a granel. A peso. A un precio que ves, pero a una calidad que te fías
del comerciante.
Normalmente no sabes cuantos días
tiene el producto en su tienda. Cuantos días ha pasado de la tienda a las
cámaras y de las cámaras a la tienda.
En este caso no existe garantía
de fecha de caducidad, ni garantía del peso pues la balanza puede tener fallos
a favor del comerciante y en contra del consumidor. Alguna vez he podido
constar que me faltaban algunos gramos del peso que me cobraron.
Además, el problema es que te
pesan el producto comprado con un papel grueso que hace que estés pagando el
papel al precio del producto. Si es un producto barato no tendría ningún motivo
quejarse, pero en infinidad de veces el precio de una producto muy caro es el
mismo que estamos pagando por el papel grueso que nos ponen. Esto es
especialmente escandaloso cuando compras 100 gramos de un producto caro y el
papel pesa quizás 15 o más gramos.
Es evidente que los gobiernos
están haciendo todo lo que pueden para crear normativas que no permitan tantas
formas de picaresca existente.
Pero no sirve para mucho.
Los comerciantes se las inventan
para soslayar la norma y podernos dar gato por liebre siempre que pueden.
Está demasiado implantado
este pensamiento como para poder
desterrarlo definitivamente.
Todo comerciante debe ser
consecuente.
Si engaña, la gente acaba dándose
cuenta y no le irá más a comprar a su tienda.
Pero quizás piensen que siempre
habrá otros compradores que sustituyan al que no vuelve más.
Es un error.
La gente se da cuenta de que una
tienda que antes tenía una cantidad de clientes fijos, luego no están ninguno
de ellos. Todos los clientes son nuevos, hasta que se reproduzca el ciclo y ya
no vuelvan tampoco los nuevos.
Las calidades que anuncian deben
de corresponderse con lo que esperan encontrar los compradores. Si no es así :
Terminaremos por hablar mal de su tienda y nadie irá a que le engañen. Por más
tonto que uno sea se da cuenta del tema.
Cuando compramos un producto
perecedero es lo que nos encontramos, pero también existe mucho engaño en
productos imperecederos.
Si compramos un electrodoméstico,
un mueble, una ropa de vestir o del hogar, un calzado, etc., etc., siempre
esperamos que nos sirva para lo que se anuncia. Que nos dure lo que nos dicen.
Que aguante tiempo.
Pero qué pasa con estos
productos, sea el que sea : Que nos dura en algunas ocasiones de Navidad a San
Esteban. Que no aguanta en muchas ocasiones lo previsto en las leyes.
Cuando un producto tiene una
garantía por ley de 2 años nos pasa casi siempre que a los dos años y un mes se
estropea. Como ya no rige la garantía debemos de pagar la reparación íntegra de
nuestro bolsillo. Lo mismo sucede con las garantías de un año, de más de dos
años, etc., etc.
En los coches se ha puesto de
moda que te contraten una ampliación de garantía : Los dos años pasan en la
mayoría de casos a los cuatro años por un módico seguro que se paga solamente
en la compra del coche.
Pero que pasa don los electrodomésticos
¿?
Pues sucede que no tienes opción.
La garantía es de dos años y se acabó la garantía una vez que han pasado los
dos años.
Otra cosa que es muy importante
es porqué los precios de un producto de marca no es igual en todas las tiendas
y comercios ¿?
Porqué debemos de hacer un
peregrinaje a través de todos los locales comerciales para saber si es el
precio del producto el que nos corresponde pagar.
Muchos dirán que cada comercio
tiene unos gastos fijos que debe de cargar al producto y que cada comercio los
tiene diferentes.
Esto sería verdad si no fuera
porque el precio lo pone el fabricante. Sobre este precio el comerciante
obtiene un descuento que es su margen comercial y debe de observar los gastos
fijos con este margen.
Los fabricantes no controlan
después si el comerciante ofrece un precio distinto al que le ha sido marcado.
Es por esto que muchos
comerciantes no colocan los precios en el producto. Así puede que intenten cobrar más de lo que les marcó
el fabricante.
Se da el caso de que en una
tienda de pueblo ( Qué suponemos no tendrá los mismos costes fijos que una
tienda en una ciudad. Ni los mismos impuestos), un mismo producto está más caro
que en una tienda de una ciudad. Cómo es posible esto ¿?
La mayoría de comerciantes son
honestos, qué duda cabe, pero siempre hay las ovejas negras que ante conseguir
un beneficio ilícito no tienen reparos en engañarnos a todos.
Si fueran cuatro comerciantes
esporádicos que nos engañaran no diría nada.
Pero en mi vida he tropezado con
verdaderos peritos en engañarnos.
Te dan una carne como de primera
y es de tercera. Los pollos y conejos están pasados. Su carne no es rosada,
como debería ser. Están ya para darles
el pase a los desechos. Y sin embargo te lo venden.
De dan un pescado que te dicen
que es recién pescado y por lo ojos ves que lleva días en las cámaras. Cuando
los cocinas quedan como si de una cosa fofa se tratara. No tienen sabor alguno
y mejor que no te los comas.
El pan que se supone que lo
elaboran cada día, muchas veces al llegar a casa ves que es del día anterior
por lo duro que está. Y en ocasiones, te das cuenta de que se pone duro en
pocas horas. Entonces notas que no es pan elaborado en el obrador del panadero
al que le has comprado : Son pasta ya elaborada y congelada. Lo ponen en el
microondas y te lo sirven calentito. Pero al enfriarse ya no lo puedes comer.
La fruta está en muchas ocasiones
verde que no te la puedes comer. En otras esta pocha y la debes de tirar a los
dos días de haberla comprado y que parecía que era una fruta correcta y podía
estar un par de días en la nevera.
El embutido en general lo compras
y lo pones en la nevera. No aguanta más de dos días. Enseguida que pone malo y
al pasarle el dedo te das cuenta que parece que esté untado de goma.
En fin. No creo haber pasado
revista a todos los productos, pero si a los más importantes y más comunes.
Esperamos todos que las
asociaciones que existen en defensa del consumidor, estén revisando
constantemente los productos que nos venden y si no reúnen las condiciones
idóneas que propongan sanciones a quienes nos traten de engañar.
Solo pido que publiquen quienes
son los que nos engañan. Veremos si lo consiguen hacer. Sería en beneficio de
todos los consumidores y se lo agradeceríamos.
El Abuelo cabreado
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