viernes, 28 de diciembre de 2012

ENGAÑOS COMERCIALES



Nadie escapa a este tipo de engaños.

Todos entramos en tiendas, supermercados, grandes superficies o en cualquier comercio o mercado. Compramos lo que necesitamos y nos vamos a casa.

Pero, cuántos de los compradores verifican lo que han comprado ¿?

Si hiciéramos una encuesta fiable, seguro que el 90%, o tal vez más, nos dirían que nunca verifican el peso, la calidad, si los anuncios se corresponden con el género que se llevaron a su casa. La inmensa mayoría se contenta con verificar si los precios cobrados se corresponden con el que anunciaban cuando compraron el producto.

Todos deberíamos hacer una cosa tan sencilla como verificar si los datos que nos indican en los envases se corresponden con la realidad del producto comprado.

Digo esto porque recientemente he intentado corroborar que no me engañan.

La experiencia ha sido un desastre.

La mayoría de productos que he verificado solo me han producido que un desasosiego evidente.

En un envase que indicaba que había un producto de peso neto de 200 gramos, faltaban 28 gramos. Pero con el embase de plástico hacia los 200 gramos. Era pues el peso bruto. No era el peso neto.

En un envase de jamón de paletilla de jabugo indicaba que eran 100 gramos de jamón. En realidad eran 85 gramos de jamón. Jamón con gran cantidad de grasa. Pero la grasa ya eran 35 gramos. Por lo tanto entre el embase y la grasa me habían escamoteado ½ del jamón que había comprado. El precio por consiguiente era el doble que el anunciado.

La mayoría de envases de productos están correctamente cerrados. Pero cuando al llegar a casa los abrimos nos encontramos que en el fondo está el producto en parte podrido y lo tenemos que tirar.

En muchas ocasiones al llegar de la compra ponemos todo en la nevera.

Cuando vamos a usar algún alimento vamos a la nevera y lo vemos ya inservible. Lo tenemos que tirar pues pensamos que es nuestra nevera que ha estropeado el producto ¿?

Cuando adquirimos algún producto nos informamos de sus características, textura, sabor y estado de conservación.

Si es un producto congelado les preguntamos si podemos ponerlo en el congelador. Nos dicen que si.

Pero a veces, cuando los queremos utilizar está en mal estado debido a que el comerciante ha roto la cadena de frio y no nos lo ha dicho.

Todo debe de llevar el peso y la fecha de caducidad. Además del producto que está envasado y sus características, los pesos o % de grasas y todos sus componentes.

Muchas veces no se corresponden los datos con su realidad. Pero como no tenemos medios de saberlo nos los comemos. Cuando vemos que engordamos o enfermamos vemos claramente que no era lo que decía el envase.

Pero la pregunta del millón es la siguiente :

Qué pasa con los productos que compras a granel. A peso. A un precio que ves, pero a una calidad que te fías del comerciante.

Normalmente no sabes cuantos días tiene el producto en su tienda. Cuantos días ha pasado de la tienda a las cámaras y de las cámaras a la tienda.

En este caso no existe garantía de fecha de caducidad, ni garantía del peso pues la balanza puede tener fallos a favor del comerciante y en contra del consumidor. Alguna vez he podido constar que me faltaban algunos gramos del peso que me cobraron.

Además, el problema es que te pesan el producto comprado con un papel grueso que hace que estés pagando el papel al precio del producto. Si es un producto barato no tendría ningún motivo quejarse, pero en infinidad de veces el precio de una producto muy caro es el mismo que estamos pagando por el papel grueso que nos ponen. Esto es especialmente escandaloso cuando compras 100 gramos de un producto caro y el papel pesa quizás 15 o más gramos.

Es evidente que los gobiernos están haciendo todo lo que pueden para crear normativas que no permitan tantas formas de picaresca existente.

Pero no sirve para mucho.

Los comerciantes se las inventan para soslayar la norma y podernos dar gato por liebre siempre que pueden.

Está demasiado implantado este  pensamiento como para poder desterrarlo definitivamente.

Todo comerciante debe ser consecuente.

Si engaña, la gente acaba dándose cuenta y no le irá más a comprar a su tienda.

Pero quizás piensen que siempre habrá otros compradores que sustituyan al que no vuelve más.

Es un error.

La gente se da cuenta de que una tienda que antes tenía una cantidad de clientes fijos, luego no están ninguno de ellos. Todos los clientes son nuevos, hasta que se reproduzca el ciclo y ya no vuelvan tampoco los nuevos.

Las calidades que anuncian deben de corresponderse con lo que esperan encontrar los compradores. Si no es así : Terminaremos por hablar mal de su tienda y nadie irá a que le engañen. Por más tonto que uno sea se da cuenta del tema.

Cuando compramos un producto perecedero es lo que nos encontramos, pero también existe mucho engaño en productos imperecederos.

Si compramos un electrodoméstico, un mueble, una ropa de vestir o del hogar, un calzado, etc., etc., siempre esperamos que nos sirva para lo que se anuncia. Que nos dure lo que nos dicen. Que aguante tiempo.

Pero qué pasa con estos productos, sea el que sea : Que nos dura en algunas ocasiones de Navidad a San Esteban. Que no aguanta en muchas ocasiones lo previsto en las leyes.

Cuando un producto tiene una garantía por ley de 2 años nos pasa casi siempre que a los dos años y un mes se estropea. Como ya no rige la garantía debemos de pagar la reparación íntegra de nuestro bolsillo. Lo mismo sucede con las garantías de un año, de más de dos años, etc., etc.

En los coches se ha puesto de moda que te contraten una ampliación de garantía : Los dos años pasan en la mayoría de casos a los cuatro años por un módico seguro que se paga solamente en la compra del coche.

Pero que pasa don los electrodomésticos ¿?

Pues sucede que no tienes opción. La garantía es de dos años y se acabó la garantía una vez que han pasado los dos años.

Otra cosa que es muy importante es porqué los precios de un producto de marca no es igual en todas las tiendas y comercios ¿?

Porqué debemos de hacer un peregrinaje a través de todos los locales comerciales para saber si es el precio del producto el que nos corresponde pagar.

Muchos dirán que cada comercio tiene unos gastos fijos que debe de cargar al producto y que cada comercio los tiene diferentes.

Esto sería verdad si no fuera porque el precio lo pone el fabricante. Sobre este precio el comerciante obtiene un descuento que es su margen comercial y debe de observar los gastos fijos  con este margen.

Los fabricantes no controlan después si el comerciante ofrece un precio distinto al que le ha sido marcado.

Es por esto que muchos comerciantes no colocan los precios en el producto. Así puede  que intenten cobrar más de lo que les marcó el fabricante.

Se da el caso de que en una tienda de pueblo ( Qué suponemos no tendrá los mismos costes fijos que una tienda en una ciudad. Ni los mismos impuestos), un mismo producto está más caro que en una tienda de una ciudad. Cómo es posible esto ¿?

La mayoría de comerciantes son honestos, qué duda cabe, pero siempre hay las ovejas negras que ante conseguir un beneficio ilícito no tienen reparos en engañarnos a todos.

Si fueran cuatro comerciantes esporádicos que nos engañaran no diría nada.

Pero en mi vida he tropezado con verdaderos peritos en engañarnos.

Te dan una carne como de primera y es de tercera. Los pollos y conejos están pasados. Su carne no es rosada, como debería ser.  Están ya para darles el pase a los desechos. Y sin embargo te lo venden.

De dan un pescado que te dicen que es recién pescado y por lo ojos ves que lleva días en las cámaras. Cuando los cocinas quedan como si de una cosa fofa se tratara. No tienen sabor alguno y mejor que no te los comas.

El pan que se supone que lo elaboran cada día, muchas veces al llegar a casa ves que es del día anterior por lo duro que está. Y en ocasiones, te das cuenta de que se pone duro en pocas horas. Entonces notas que no es pan elaborado en el obrador del panadero al que le has comprado : Son pasta ya elaborada y congelada. Lo ponen en el microondas y te lo sirven calentito. Pero al enfriarse ya no lo puedes comer.

La fruta está en muchas ocasiones verde que no te la puedes comer. En otras esta pocha y la debes de tirar a los dos días de haberla comprado y que parecía que era una fruta correcta y podía estar un par de días en la nevera.

El embutido en general lo compras y lo pones en la nevera. No aguanta más de dos días. Enseguida que pone malo y al pasarle el dedo te das cuenta que parece que esté untado de goma.

En fin. No creo haber pasado revista a todos los productos, pero si a los más importantes y más comunes.

Esperamos todos que las asociaciones que existen en defensa del consumidor, estén revisando constantemente los productos que nos venden y si no reúnen las condiciones idóneas que propongan sanciones a quienes nos traten de engañar.

Solo pido que publiquen quienes son los que nos engañan. Veremos si lo consiguen hacer. Sería en beneficio de todos los consumidores y se lo agradeceríamos.

 

El Abuelo cabreado

 

 

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