Los seres humanos tenemos un
tiempo definido para nacer, vivir procreando y finalmente morir.
Nadie escapa de esta gozosa
realidad.
Todos pretendemos ser dioses
encarnando lo mejor de nuestra especie y dirigiendo nuestros pensamientos hacia
la imposible eternidad del hombre sobre la tierra.
Desde hace miles de años que el
ser humano se esfuerza en ser mejor que sus antepasados y nunca consigue
desprenderse de sus limitaciones temporales.
Por esto y por muchísimas cosas
más, deberíamos ya haber aprendido a ser más humildes y no creernos tan
repetidamente los dueños del mundo.
Todos los actos del ser humano
sobre la faz de la tierra que nos ha visto nacer, son plausibles cuando van
encaminadas a mejorar nuestra efímera vida, pero hay mucho de arrogancia y
nunca sabemos en lo que piensan todos nuestros congéneres en un momento dado.
La naturaleza humana nos lleva a
creer que siempre somos mejores que el resto de nuestros congéneres. No
pensamos nunca en que millones y millones de seres iguales a nosotros están
pensando lo mismo y no lo expresan tan directamente como lo hacen algunos.
No es mejor el que habla y habla
sin ton ni son, que el que calla por prudencia.
Esto viene a cuento por la gran
vocería que algunos imponen a todos y que sin embargo no es ni mucho menos un
grano de arena en la inmensa playa de nuestra especie.
Pero claro está que siempre serán
oídos todos los que griten (Aunque sean relativamente un minúsculo número de
los ciudadanos de un país, nación, continente o a nivel mundial), los que se
están callados son siempre muchos más.
Así han proliferado a través de
la historia los que han conducido a las masas de humanos. Unas veces a la
gloria. Otras veces a la miseria más profunda.
No todo el mundo está capacitado
para llevar a la gloria a sus congéneres. Muchos les hunden en la desgracia,
hasta que sale otro ser con cualidades excepcionales que les hace resurgir de
las cenizas y se inicia un nuevo periodo de prosperidad para todos. Tanto los
que gritan mucho como los que no gritan, pero que existen y son más dignos que
aquellos que ensordecen sin mesura alguna.
Las mentes privilegiadas, los
genios, los inventores, los que han propiciado nuestra actual calidad de vida,
nunca fueron de los que gritaban y se ponían frente a todo. Siempre fueron
callados e insistiendo en su idea de crear algo nuevo, para el bien de la
humanidad toda. No para su propio bien, en casi todos los casos conocidos.
Por esto es que si la humanidad
ha ido progresando en los miles o millones de años es por el trabajo callado de
estas personas y no por los que gritaban y menospreciaban a los que estaban
callados.
Ahora estamos en un tiempo de
reflexión.
Qué es mejor para todos nosotros
: Escuchar a los que gritan, se manifiestan violentamente, o dicen querer
cambiarlo todo sin saber qué es lo que quieren cambiar, o por el contrario,
escuchar a quienes predican las ventajas de saber escuchar, intentar mejorar
pero sin crear un gran estruendo que nos deje, como menos, sordos y sin
posibilidad de salirnos con bien del intento ¿?
Cada vez es más importante que
los ciudadanos de un país sepan controlar sus ideas y no permitan que otros les
metan las suyas en el cerebro. Ideas que son caldo de cultivo de nuevos
desastres. Nuevos malos augurios para nuestra convivencia. Desastres anunciados
con anterioridad, pero que no son interpretados correctamente, dado la incisiva
propaganda de unos elementos, que si saben a lo que van. Pero que nosotros, el
común de los ciudadanos, no sabemos qué es lo que pretenden.
Tenemos que ser cautos y pensar
siempre en cada uno de los pasos que nos inducen a dar. Pensar si es necesario
der el paso que nos intentan convencer que demos, o pensar si nos beneficia realmente
como nos dicen, o si nos perjudicará nuestra vida en común con los demás
ciudadanos de nuestro entorno.
Estamos en un mundo que todo
depende de cómo nos vendan un producto, para que seamos fieles a ese producto,
o por el contrario nos repele su uso.
Pues lo mismo debemos de
interrogarnos cuando nos quieren vender nuestra forma de convivir y nuestra
forma de comportarnos como seres humanos libres.
Todos los actos de un ser humano
están íntimamente interrelacionados con los actos de los demás miembros de
nuestra sociedad.
Tenemos infinidad de ejemplos de
cómo se puede mejorar la vida de todos y como se malogra la convivencia entre
nosotros, por el mero hecho de hacer caso a quienes no debíamos, pues nos
estaban engañando y nos ha quitado al final lo poco que teníamos.
Tenemos una forma de convivencia
que llamamos democracia. La mejor entre las malas formas de llevarnos entre
nosotros.
Existen unas reglas para que mientras las
respetemos nos respetemos a nosotros mismos.
No es perfecta la democracia.
Pero tampoco los seres humanos somos perfectos. Es nuestro sino. No es nada
sencillo ser perfectos. Verdad ¿?
Es preferible una democracia
imperfecta que las formas de gobierno que están asolando una parte importante
de nuestro mundo, en las que no se respeta al ser humano y solo se pretende
imponer una forma de vida desastrosa para la inmensa masa de habitantes de sus
países.
Los actuales mesías que predican
romper las reglas de juego, solo pretenden imponernos su forma de entender la
convivencia y que a la postre es una merma de nuestras actuales libertades.
Libertades conseguidas muchísimas veces con sangre, sudor y lágrimas (Parafraseando
al primer ministro británico de los años
de la segunda guerra mundial).
Todos nosotros estamos expuestos
a éstos mesías que nos pretenden meter en nuestras mentes que son la salvación
de nuestra civilización. Pero que en realidad lo que pretenden es tenernos bajo
su bota y podernos descuartizar poco a poco para su mayor gloria.
En nuestro tiempo actual
proliferen estos personajes. Nunca nos dicen la verdad de sus pensamientos.
Siempre lo hacen todo para nuestro bien y claro está, se sacrificaran por
nosotros como el Cristo en la cruz.
Lo malo de esto es que ellos solo
piensan en ellos mismos y nunca creen de verdad que nos harán algo en bien de
nosotros, los ciudadanos normales, que gritando
o estando callados, somos los que les aupamos a su estatus de poder y de
decidir sobre nuestra vida en todo, aunque sea en nuestra contra.
Nuestros descendientes nos
juzgarán por cuanto hemos hecho, dejado de hacer y de lo que hemos permitido
que otros hagan.
Si no les dejamos algo mejor el
mundo que el que nos construimos nosotros habremos fracasado en nuestra misión.
Parece que al menos en esta
última década no lo estamos haciendo bien.
Les hemos quitado una educación
que teníamos muy buena.
Les hemos quitado las ganas de
vivir en nuestro mundo.
Les hemos quitado la posibilidad
de que se realicen como nos realizamos nosotros en la época precedente.
Les hemos quitado su trabajo, con
el cual vivir y ser seres humanos completos.
No tienen futuro. Pues nosotros a su edad ya estábamos formando
familias y creando nuestro entorno con buenas expectativas.
Decimos que son la generación de
los ni ni. Pero en realidad es la generación que ni han sido propiciados para
vivir plenamente su vida, ni han sido apoyados para que nos sustituyeran con un
mínimo de dignidad.
Mi generación si tuvo estas
posibilidades. Y claro está, que las aprovechó.
Si a esta generación les
hubiéramos dado entre todos nosotros las mismas oportunidades que tuvimos
nosotros, también lo hubieran aprovechado. Pero les fue negado el pan y la sal
de la vida, cuando más se necesitan ambas cosas : En su juventud.
Es por esto que estoy escribiendo
esta llamada a políticos, sindicalistas, empresarios, asociaciones sin ánimo de
lucro, ong,s, y a todos los que de alguna forma pueden crear un nuevo futuro
para nuestros jóvenes. Que se dejen de discutir entre todos ellos y piensen que
las oportunidades en esta vida solo se presentan una vez. Si se desaprovecha la
posibilidad de hacer algo ya no existirá otra posibilidad en muchísimo tiempo.
Ver como toda una generación de
nuestros descendientes está perdida y lo peor es que está perdida por culpa de
nosotros, es una carga demasiado pesada para cualquier ser humano que sea buena
persona.
Tenemos que hacer frente a todo
este gran problema de forma constructiva.
Los abuelos lo hacemos.
Casi sin posibilidades estamos
ayudando y sosteniendo a nuestro hijos y nietos, para que consigan tener algo
en que apoyarse en su presente y en su futuro.
No es posible que nuestros
dirigentes, sean los que sean, no tomen conciencia clara de lo que representa
para las generaciones futuras los malos tiempos actuales y que sean los
artífices de crear nuevas posibilidades de que no se lleguen a perder las
citadas generaciones de los ni ni .
No es posible que no se estrujen
sus cerebros en tratar de dar lo que les corresponde a estas generaciones. Pues
la situación actual estubo propiciada por sus errores en la gobernanza de
nuestro país.
Si no lo hacen, sus propios hijos
y nietos se lo demandarán y los maldecirán por no haber hecho nada para que
esto no llegara a suceder y que una vez ha sucedido no hayan hecho nada por
enderezarlo urgentemente. Ya que ellos han tenido las riendas del poder y la
posibilidades de arreglarlo de una forma u otra.
El futuro de todo nuestro pueblo
está maleado por culpa de unos y de otros.
Recemos para que les entre en el
cerebro que sin juventud motivada, emprendedora y trabajadora, no habrá futuro
para nosotros.
Dios quiera que no lleguemos a
extremos no deseados por nadie. Pero que son posibles dado el mal vivir de
nuestros jóvenes.
Arreglémoslo ya de una vez por
todas.
El abuelo cabreado
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