Estamos otra vez en periodo de
elecciones.
Claro. Con 18 naciones que somos,
como no habrá ni un solo día sin elecciones ¿?
Veremos si estas sirven para algo
más que resituar a nuestros políticos. O por el contrario, si servirán para que
nuestros conciudadanos sean más personas normales. Ciudadanos con trabajo y con
esperanzas de vida presente y futura.
Todos los partidos políticos
prometen el oro y el moro en elecciones. Luego, ni se acuerdan de lo que
dijeron. Siempre es más importante lo que deben de hacer en cada momento que lo
prometido si ganaban las elecciones.
Pero en este momento actual es
muy grave que las elecciones no sirvan para otra cosa que asentar a los
políticos en sus puestos de mando.
Cualquier persona en su sano
juicio entiende que elegimos a nuestros dirigentes para que sean un garante de
nuestra vida en común. No para que nos destrocen con su exigua inteligencia y
nos destruyan, cuando se les vota para que creen las formas necesarias de
convivencia pacífica y constructiva.
Pero que más les da a los
elegidos en unas votaciones democráticas ¿?
Se trata de que durante una o más
legislaturas puedan mangonear impunemente a los ciudadanos que les votaron.
Se ha perdido la vergüenza. Ya no
importa engañarnos más o menos. Cuanto más nos engañen mejor para los que
fueron elegidos.
No votamos personas. Votamos
partidos.
Los partidos distribuyen su maná
a sus acólitos más fervientes. No importa si el nombrado está suficientemente
preparado. Da igual. Tampoco importa que su tiempo en el cargo sea fructífero o
sea un verdadero desastre. Luego volverán las elecciones y prometiendo otra vez
lo que nunca estarán dispuestos a dar, serán elegidos de nuevo y volverá otra
vez a realizar actos contra la naturaleza de unas elecciones democráticas : No
luchar por mejorar las condiciones de vida de quienes les han votado.
Se acomodarán de nuevo a las
circunstancias y dirán frases bellas pero vacías de sentido común. Nos tratarán
de nuevo como párvulos y nos someterán a sus deseos.
Lo estamos viendo en las
continuas convocatorias de elecciones. No tenemos ninguna esperanza de que
mejoren los actos de los votados en cada una de ellas. Siempre es más de lo
mismo : Palabras y palabras. Pero nunca cumplir con el deber principal de
quienes consiguen el poder : Ser
consecuentes con su programa y hacer todo lo posible y lo imposible para
mejorar la vida a sus conciudadanos. Les hayan votado, o no.
Como quieren que nosotros, los
ciudadanos de a pié, les creamos en sus discursos, sus mítines, sus propuestas,
sus promesas y sus engaños ¿?
Nunca han estado tan lejos de los
ciudadanos.
Nunca un ciudadano ha estado tan
desengañado de sus dirigentes, hasta el punto de que cada vez hay más votantes
que se abstienen o votan en blanco.
Debería de ser al revés : Que los
ciudadanos nos viéramos reflejados en nuestros políticos y nos dieran confianza
en un futuro mejor.
No tenemos arreglo. Es demasiado
fuerte el político, frente a la debilidad del ciudadano.
Solo si los elegidos en votación
fueran personas responsables y tendieran a dejar de lado su partido político y
se centraran en su labor principal, podríamos ver de nuevo un camino de
recuperación del tiempo perdido en estos últimos casi diez años.
Podemos salir de esta crisis nos
dicen.
Pero no saben ni ellos mismos
como salirse con bien de su cometido como responsables políticos.
Es del todo necesaria una
reconversión de los partidos políticos. Que dejen ya de ser las viejas
cornocopias las que manden en sus partidos. Que entre savia nueva y así tal vez
podrán ser regeneradas sus erróneas concepciones del bien común. Para ellos hoy
solo existe su bien personal. No el bien común.
Cuando nuestro país necesita el
concurso de todos para salir de la postración a que nos han conducido las
políticas erróneas de quienes han mandado, solo se les ocurre seguir con más de
los mismo : Sus discusiones sin sentido y su gran preocupación. Preocupación
que no es otra que poder eternizarse en sus cargos, carguetes y cargazos, con
sus sueldos, sueldazos y hiper jubilaciones.
Deberían de padecer un susto de
infarto, para que vieran la realidad de sus trampas.
No creen nunca que actúan al
margen del bien común.
Siempre lo hacen todo por los
pobrecitos ciudadanos que les votan y les encumbran en el poder. Nosotros somos
los desagradecidos. Ellos no. Son los habitantes actuales del Olimpo y nosotros
sus servidores. Como los esclavos de las antiguas civilizaciones de Grecia,
Egipto, Roma, Asiria y tantas y tantas otras que nos han precedido.
Cada día nos informan de la mala
actuación de algún político, que directa o indirectamente están involucrados en
casos de extrema gravedad. Pero que pasa ¿? Siempre se van de rositas y no les
cae ningún castigo que sirva de ejemplo para que otros no lo vuelvan a hacer
nunca más.
Los perjudicados de estas malas
actuaciones somos siempre los mismos : Los ciudadanos que les votaron creyendo
en sus falsas palabras de integridad y honor.
Cuando logremos sacarnos de
encima esta mancha tan extendida de corrupción y engaño continuado seremos
hombres y mujeres libres. Mientras estamos encerrados en un pozo y solo salimos
cada vez que nos piden nuestro voto. Y luego, otra vez lo mismo. Vivir o más
bien, malvivir con nuestras fuerzas menguadas y sin aliento.
Tenemos elecciones de nuevo. El
mes que viene habrán otras elecciones. Pero no creo que se queden contentos :
Habrán muchas elecciones más, de aquí o de allí. De los 18 naciones, o de la
nación de naciones que es Europa.
Cuando nos toque elegir a
nuestros representantes en Europa que pasará ¿?
Serán como siempre un nicho donde
colocar a los muertos de cada país o nación ¿?
Los 27 países mandarán como
siempre a sus más ineptos políticos a Europa para que no hagan nada y se
embolsen cantidades ingentes de dinero de todos ¿?
Nuestros políticos, nuestros
ministros y ministras, nuestros representantes caducados reciben siempre un
retiro muy sabroso en organismos internacionales, en embajadas, en centros de
poder supranacional. Pero son los que más valen ¿? No. Siempre son los más
dediocres porque se los quieren quitar de encima y no saben cómo hacerlo sin
que se queje el interesado.
Por todo lo dicho se puede
adivinar que yo les pediría que los ciudadanos no se crean sus mentiras y no
les voten ya más.
Si quieren que la gente les apoye
deben de hacer caso de los problemas reales y no estar siempre discutiendo
entre ellos como siempre hacen.
Deben de arreglar de una vez lo
que nos han destrozado en estos últimos tiempos.
No debemos de ser tan tontos como
ellos se creen que somos.
Los políticos que estén ahora
mandando que arreglen de una vez los problemas y den trabajo a los casi seis
millones de parados, dando todas las facilidades posibles para que se creen
empresas y que los emprendedores levanten de nuevo el país que fuimos no tan
lejos de hoy.
Que no esperen más. El tiempo se
les acaba y nuestros conciudadanos ya no pueden aguantar más sus discusiones
bizantinas que no conducen a nada más que más miseria y desgracia.
Cuando lo arreglen, entonces,
podrán volver a pedirnos nuestro voto. Mientras que no lo arreglen, que no nos
lo pidan más.
El abuelo cabreado
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