lunes, 15 de octubre de 2012

Sres. Compremos velas...por si acaso!!!



Industria estudia limitar más el acceso a la tarifa regulada, lo que expulsaría a millones de hogares y podría encarecer sus recibos

luis p. arechederra, luis m. ontoso / madrid

Día 15/10/2012 - 03.12h


abc


La tarifa regulada del recibo de la luz fue pensada como una balsa que debía ayudar a cruzar de una orilla a otra: del sistema eléctrico centralizado al liberalizado. Pero era eso: una balsa que había que abandonar al llegar a la otra orilla y a la que los consumidores se han acostumbrado. Ahora ha llegado el momento en que el Gobierno ha decidido abordar la otra orilla: acercarse más a la liberalización. Para ello, quiere reducir el número de consumidores subidos a la balsa, los que están refugiados en la Tarifa de Último Recurso (TUR).

A la tarifa regulada se acogen los consumidores que contratan una potencia inferior a 10 kilovatios y que no quieren acudir al libre mercado, lo que incluye a la mayoría de los consumidores domésticos. La potencia media contratada por un hogar español es de 4,4 kilovatios. Y, mientras el hogar no tome la iniciativa de acudir al libre mercado, está automáticamente sujeto a la tarifa regulada. Según datos de la Comisión Nacional de la Energía (CNE), el 76% de los usuarios de electricidad pagan la TUR. Esto incluye a casi 20 millones de consumidores de un total de 27 millones.

Los planes inmediatos del ministro de Industria, José Manuel Soria, pasan por limitar el acceso a la TUR a millones de hogares reduciendo el límite de potencia permitida para esta tarifa, según fuentes del sector. La TUR se creó en 2009, cuando se culminó el proceso en el que las empresas distribuidoras cedieron su función de suministrar electricidad a las empresas comercializadoras. El objetivo actual es avanzar en una reforma eléctrica que se ha convertido en una espiral interminable donde no dejan de saltar chispas.

Mientras todos los agentes del sector (eléctricas tradicionales, renovables, industrias y consumidores) se sienten maltratados por las medidas gubernamentales, la Comisión Europea exige soluciones tempranas. Fuentes cercanas a los reguladores europeos avisan de que la preocupación por el déficit tarifario es cada vez mayor. No se confía en los nuevos impuestos aprobados como fórmula para arreglar el desequilibrio que genera el mecanismo de formación de los precios.

¿La luz más cara?

En principio, la intención de la liberalización de las tarifas pretende abaratar los precios del recibo de la luz. Cuantos más consumidores acudan al mercado libre, más (y mejores, supuestamente) ofertas pondrán en juego las compañías que comercializan la electricidad. Al menos a medio o largo plazo. Algo que ya pasa en otros países, y de lo que todavía estamos muy lejos en las condiciones actuales.

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