Farah Hatim, cristiana paquistaní de 24 años de edad, fue secuestrada, violada, obligada a convertirse al islan y forzada a casarse con su violador musulmán. Ante un tribunal, la cristiana, para salvar a su familia de la persecución, afirmó que no había contraído matrimonio bajo coacción y amenazas. Centenares de casos idénticos se producen cada año en Pakistán, como denuncia la Comisión Justicia y Paz.
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