SALVADOR SOSTRES
Después de pasarse toda la democracia en el retrete, cuando por fin ERC ocupó el poder en Cataluña, mediante la grotesca conjura de perdedores del tripartito, una inconcebible banda de indocumentados, descamisados y peleles, cual marea de zombis de peli mala, asaltaron las instituciones y pudieron realizar sus fantasías de resentidos sociales jugando con el coche oficial para arriba y para abajo y cobrando un sueldo del Gobierno.
Atrás quedaba la nobleza de la política concebida como el honor de servir para dar paso a la hambrienta jauría que había venido a hablar de lo suyo. No hay ni un solo alto cargo de ERC que tuviera un sueldo superior al que ahora cobra del erario público y ninguno tiene expectativas razonables de poder obtener fuera de la política una remuneración como la que hoy les sirve para pagar la hipoteca.
Y ahora que todas las encuestas señalan que CiU va a ganar con holgura las próximas elecciones y que Mas podrá gobernar prácticamente en solitario, los de ERC andan desesperados. Debe angustiar lo suyo la amenaza de quedarte en números rojos cuando no tienes ni oficio ni beneficio. Acariciarán la foto del coche oficial cuando vuelvan a ir en metro.
Por eso Josep Huguet, consejero de Innovación, Universidades y Empresa a propuesta de ERC, conocido popularmente como el Lenin de Manresa, ha salido a decir que el próximo tripartito debe excluir a los comunistas de ICV e incluir a CiU. Huguet ha reclamado un Gobierno de concentración para abordar la crisis. Sería la única fórmula que permitiría que ERC continuara en el poder, dado que hasta ellos mismos dan por hecho que el actual tripartito no volverá a sumar, y que sus cargos pudieran seguir pagando las hipotecas. Bueno, sus hipotecas y todo lo demás.
Precisamente ayer, coincidí con Huguet en el restaurante Petit Comité, del magnífico cocinero Fermí Puig. Se zampó una ensalada y un arroz con gambas. Almorzaba con una joven muy interesada en contarle algo. Más concretamente, coincidí con el consejero en el lavabo. No sé a quién saludó Huguet ayer por la tarde, pero éstos tienen que saber que el hombre se fue del baño sin lavarse las manos. Tampoco pagó: le mandan la nota a la consejería. La concentración que Cataluña necesita es la de un buen Gobierno formado por personas con estudios y que se laven las manos después de haber ido al lavabo. Esto excluye al actual cuadro dirigente del PSC -con un Montilla que no sabe ni escribir ni hablar con decencia en catalán ni en español- y a la totalidad de los cuadros de ICV y ERC. Concentración de talento e inteligencia, y no este tenebroso museo del despropósito y el disparate que es el tripartito y lo que representa. El «entre todos lo arreglamos» es una farsa, el último cinismo de los que todo lo estropearon.
ERC se inventó el tripartito con la muy concreta finalidad de amasar nóminas, poder y chicas jóvenes que acompañen a los consejeros tontorrones a comer. De fondo, la intención política de marginar a CiU por ver si podía ocupar su espacio. La estrategia no les podía haber salido peor. ERC se ha visto sumida en broncas y escisiones cada cuarto de hora, el tripartito se ha demostrado incapaz de resolver los problemas de Cataluña, no ha dado la talla, y aquel partido emergente de 2003 ha agotado su credibilidad con este «todo sobre la indecencia» que tan dramáticamente ha interpretado Carod, sin apenas descanso entre aquel viaje a Perpiñán y colocar a su hermano Apel·les en la embajada catalana en París, pasando por la patética fotografía en Israel, burlándose de la corona de espinas.
Carod, Puigcercós, Huguet y compañía querían su oportunidad y la han tenido. Han demostrado que como agitadores son mucho mejores que trabajando para resolver los problemas de la gente. En tiempos de crisis, Cataluña ni ningún país puede permitirse tener gobernantes tan limitados como Huguet y su banda. Se ha terminado la fiesta. Si no pueden pagarse la casa, que la devuelvan
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