jueves, 4 de marzo de 2010

CADENA PERPETUA...PERO PERPETUA, PARA SIEMPRE, NO REVISABLE!!!!

elmundo.es España

El blues de Sandra Palo y el Rafita es un politono.

Lo puso la madre de ella, Mari Mar Bermúdez, en su móvil durante años. Los periodistas la llamábamos y mientras el teléfono comunicaba se oía a Bustamante cantar: "Devuélveme la vida que la has quitao, que me la has quitao". El estupor era inevitable. Luego la mujer cogía el teléfono y lloraba. Durante años, literalmente, lloraba.

A Sandra Palo, una disminuida psíquica de 22 años, la violaron, atropellaron (hasta 20 veces) y quemaron viva con un euro de gasolina el Rafita y otros tres chavales en 2003. Ella murió, no tuvo opción. Él quedará libre en junio, aunque condenado de por vida.


Ambos arden en la hoguera pública, en la pista del circo del dolor, mientras periodistas, políticos, marujas y señores de su casa nos bebemos su sangre. Así es, y perdonen la tristeza, la balada de Sandra Palo y el Rafita.

A ella lamentablemente no se la puede resucitar. Quizás todo parta de la brutalidad tan absurda con que la mataron.

El Rafita habrá cumplido con la Justicia en junio, pero roba un coche y abre telediarios. Hace un amigo, y éste le graba con una cámara oculta de Antena 3. Si fuera realmente reinsertable todos lo haríamos imposible. Le queremos muerto o en la cárcel, y así acabará.

Cuando el Rafita hizo lo que hizo tenía 14 años. Pero el domingo, en la Puerta del Sol, 3.000 personas pedían cadena perpetua y gritaban: "No son menores, son asesinos". Arthur Penn filmó en 1966 una película titulada 'La jauría humana'.


La multitud indignada y televisiva también gritaba contra la tertuliana María Antonia Iglesias, que en TV llamó al progenitor de Mari Luz "padre espectáculo". Ah, pero, ¿alguien aprovecha la tristeza de los padres para hacer caja? ¿Tienen ellos la capacidad de negarse a ser utilizados? ¿Pueden desengancharse de esa espiral de daño en que habitan por velar el recuerdo de sus hijos?

El último capítulo de la miseria interesada es la política de todo signo, pero con eso ya contábamos.

Mari Mar Bermúdez, sorprendentemente digna en la marcha, ha cambiado el politono de su móvil. Ahora tiene el estribillo de 'Sígueme', de Manuel Carrasco: "Sígueme, te daré mi corazón, no lo mates por favor". Los periodistas seguimos llamando, y el mundo girando. El show debe continuar.

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