A la periodista no le ha importado echar tierra sobre la memoria de su difunto marido. Y es que, en las páginas de la revista Telva, se ha despachado a gusto hablando del carácter adúltero del Nobel y de sus hijos ilegítimos.
Castaño, que no goza precisamente de la simpatía de la opinión pública, escribía: "Solo tuve conocimiento de tres o cuatro de sus múltiples relaciones, cuando el número había sido muy superior, como también lo era el número de hijos naturales esparcidos por el mundo, que en su mayoría eran varones y todos, o casi todos, llamados Camilo José"
En el artículo "Don Camilo y las mujeres", que ocupa tres páginas, la rubia va más allá y se atreve a aportar datos muy comprometedores. "En todo Mallorca era conocido el affaire con una atractiva dama, esposa de un médico, con quien C.J. tuvo una hija (...) Barcelona es una ciudad que [Cela] frecuentaba y, por tanto, era bastante cómodo para él tener allí alguien fijo con quien satisfacer su intenso apetito sexual".
Marina asegura que Cela nunca había pronunciado un "te quiero" antes de que se conocieran, porque ligaba amor y sexo y "no había amado". Entonces, ¿cómo consiguió estar al lado 46 años de María del Rosario Conde y Picavea, su primera mujer?
Castaño insinúa además en su relato en Telva ser la salvadora de Cela, dado que le conoció en plena ruina, cuando la empresa Camilo José Cela Producciones le había estafado y su divorcio le iba a desplumar. Según ella, mientras vivía en un chalet alquilado a las afueras de Guadalajara, le decía: "Marina, o me sacas de aquí o acabaré escribiendo como Gironella". Afortunadamente, el reconocimiento de la Academia Sueca supuso un revulsivo para su carrera literaria y, también, para su maltrecha economía.
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