Cientos de miles de españoles tomaron ayer las calles de las principales ciudades de España tras una jornada de huelga para protestar por la reforma laboral aprobada por el gobierno de Mariano Rajoy y que cuenta con la bendición de la Unión Europea (UE), los empresarios españoles y el FMI.
En Madrid fueron 800 mil las personas que participaron en la manifestación, según informes del gobierno, aunque el secretario general de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, elevó esta cifra a “casi un millón” y se refirió a la marcha como “un río democrático de personas que defienden sus derechos y el modelo social que tanto tiempo y esfuerzo ha costado a este país”.
Impacto “muy moderado”. Contrariamente a lo dicho por el líder sindical, el gobierno anunció al final de la jornada que el impacto de la huelga general “ha sido muy moderado” y la actividad económica se ha visto menos afectada en este paro que en otros anteriores.
El consumo eléctrico, tradicional medidor en España del impacto de una huelga general, arroja una caída del 15 por ciento, inferior en tres puntos a la caída del consumo en la huelga general de hace dos años contra la política del anterior gobernante, José Luis Rodríguez Zapatero, que fue de 18 por ciento.
La directora general de Política Interior, Cristina Díaz, afirmó también que en el sector público el impacto del paro fue del 16.71 % en la Administración General del Estado, del 19,42 % en las administraciones autonómicas y del 15.24 % en la local.
Según Díaz, se han producido 176 detenciones en diversos incidentes y 58 agentes de seguridad y 46 ciudadanos resultaron heridos. En la huelga de Zapatero, reconoció la funcionaria, el número de detenidos fue de cien.
Un “éxito” sindical. Los dos sindicatos mayoritarios, Comisiones Obreras (CCOO) y la Unión General de Trabajadores (UGT), que llamaron conjuntamente a la huelga, valoraron como un “éxito” la convocatoria, que dijeron tuvo un seguimiento calculado en torno a un 77 por ciento. Los dos líderes sindicales advirtieron que seguirán con las protestas en la calle mientras el gobierno no dé marcha atrás en su reforma laboral y se sienten en una nueva mesa de diálogo.
En respuesta, y basándose en lo que consideran un fracaso de la huelga general, el gobierno de Rajoy ya ha advertido que no modificará la polémica ley, por lo que la conflictividad social y laboral en España parece no tener fin.
La cronica de hoy
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