lunes, 11 de junio de 2012

#sinderechosnopagoimpuestos

 



La violencia está empapando todo el conflicto minero y de transportistas, entre otros. Más de lo que suele hacerlo en la mayor parte de las manifestaciones o huelgas en España en los últimos años.


Jamás he estado a favor de la violencia. Aunque persiga un fin necesario y noble. Siempre he creido que pierdes toda la razón cuando intentas conseguir por la fuerza lo que crees justo. Pero comprendo aunque jamás lo pueda llegar a hacerlo del todo (no estoy en su situación) que la desesperación, el instinto de supervivencia (tuyo, el de tu familia el de tus hijos) pueda llegar a desembocar en todo esto que está ocurriendo.


Parece que los que dirigen nuestras vidas y nuestro futuro (ese que nos niegan) no nos dejan más salidas que rebelarnos, dejar de pedir que nos dejen vivir de forma pacífica y por las buenas. No nos están dejando más salida (a algunos sectores, de forma más agresiva) que obligarnos a defendernos ante tantos ataques, tanto recorte, tanta violencia que supone dejarnos sin medios para poder siquiera sobrevivir, sin esperanza, sin ilusión.


Eso también es violencia. Nos están atacando desde hace varios años, amparados en nuestra persecución de la paz como motor que nos diferencia de los asesinos, de los dictadores. Y desde hace varios años estamos intentando resistir esos golpes, procurando no ponernos a su altura, intentando otras vías: la palabra, la manifestación pacífica, la petición de cambios por vías legales.

Pero llega un momento en que te acorralan de tal manera que no te dejan más opción que defenderte respondiendo al ataque con otro ataque.



El Estado que se supone debe defender al ciudadano es precisamente el que intenta reducirlo, quitarle todo lo que tiene, hasta su dignidad. Convertirlo en un esclavo. En cierto modo, a día de hoy, lo somos en muchos aspectos. Pagamos impuestos con lo que suponen 20 años de nuestro trabajo para finalmente financiar nuestras cadenas, nuestra propia tortura y asesinato en muchos casos (en formas muy dispares, como el suicidio, el desahucio de familias que deberán dormir esta noche en la calle, de abuelos que mueren solos y anémicos en cualquier cajero automático sin que nadie se de cuenta).


Nos condenan (los gobiernos, los mercados) al miedo, a la inseguridad, a la violencia. Nos condenan a creer que no hay futuro para nosotros y que estamos condenados. Nos manipulan para que estallemos y así puedan ejercer todas sus armas de represión que tendrían legitimidad (o eso argumentarían) si estallan conflictos violentos en todo el país.


Tenemos que ser más listos. Por nuestra propia seguridad. Por nuestro propio futuro.

Hay algo que funcionaría mejor, y pacífica. No me cansaré de repetirlo. Debemos dejar de financiar nuestra propia tumba. El poder que tienen es gracias a nuestro dinero. Financiamos a los terroristas que nos ponen la soga al cuello a diario. Quizá debiéramos tomarnos en serio el hecho de cortar todo el suministro.


No pagar impuestos es la medida de presión que más daño les hará. Les debilitará. Y les recordará que nosotros mandamos y ellos obedecen. Si no van a protegernos ni a asegurarnos derechos básicos a cambio de nuestros impuestos, dejaremos de regalárselo para sus viajes, sus dietas, sus sueldos e indemnizaciones o pensiones indecentes, sus privilegios.



Desobediencia civil. #sinderechosnopagoimpuestos





Ahora sólo falta que cada uno ponga de su parte para convencer a cuanta más gente mejor, de que si lo hacemos todos, con tiempo recuperamos nuestra vida, nuestro trabajo, nuestra casa. Nuestra dignidad.


Y la esperanza.


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Regina Camps www.invitameavivir.blogspot.com

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