viernes, 25 de mayo de 2012

COSTES, USOS, EXCESOS, MALOS HABITOS, UN SOLO IMPUESTO

Tenemos mesura en nuestros excesos institucionales ¿? No. Tenemos mesura en nuestros costes institucionales ¿? No. Tenemos mesura en nuestros usos de la política, del desprecio hacia nuestros ciudadanos ¿? No. Tenemos mesura en nuestros malos hábitos como habitantes de un ente racional como Nación, País, empresa común, o frente de una sociedad con un destino de bien hacer ¿? No. Todo es confuso. Sin tender a la nitidez. Sin conseguir llevar a los habitantes de nuestro país por un camino de eficiencia y de una prosperidad que todos nos merecemos ¿? Si. Podemos pretender que nuestros prohombres más clarividentes emprendan el camino de hacernos el bien, en lugar de hacernos el mal ¿? Si. Pero esto es pretender un gran milagro. Pues todos nuestros prohombres deberían de inclinar la cabeza e iniciar una real y efectiva contrición, dejando sus ideas aparcadas y dando una lección de bien hacer a todos Los ciudadanos del país. Qué es más importante ¿?. Tener una corta visión del mundo que nos rodea y hacer todo lo que sea necesario ( sea bueno o malo para el país) , o por el contrario, tener en nuestro subconsciente la gran idea central de que lo único que importa es nuestra propia estabilidad, nuestro propio ego, nuestro propia ideología de nuestro partido político, de nuestras ambiciones y de nuestros sueños de poder ¿?. No. No. No, no es eso. Porqué debemos de ser más importantes nosotros que nuestra nación ¿?. Porqué no debemos de renunciar a nuestras ideas, para que nuestros conciudadanos sean más felices ¿? Es que siempre es más importante lo individual a lo colectivo ¿?. Muchos lo entienden así. Y así nos va como país, como nación, con un ente global de nuestra forma de vivir y convivir. Es incomprensible que después de millones de años de haber vida sobre la tierra, estemos aun en pañales. No hemos conseguido desterrar nuestras miserias de la faz de la tierra. Siempre creemos que somos los reyes de la creación y debemos imponernos a nuestros semejantes. La prueba la tenemos en nuestros días. Todos y cada uno de nuestros representantes cree que su forma de entender el mundo es la mejor. No piensa ni por una milésima de segundo en que otros podrían tener la misma o mejores razones y que mejorarían nuestra vida en la tierra. Estamos tan acostumbrados a que nos dirijan ( ya sucedía hace 5.000 o 10.000 años) que no hay nadie de los que nos dirigen que pueda pensar en otra cosa que dirigirnos en la senda que a ellos les conviene. Siempre han habido aprovechados de la ignorancia de la masa del pueblo. Unas veces implantando las tiranías, otras veces con las dictaduras, otras con las escusas correspondientes han implantado sistemas democráticos, pero sin su esencia principal : Que los representantes del pueble actúen como tales y hagan lo mejor y solo lo mejor para el conjunto de los ciudadanos que les han votado. No deberían ahogarnos en impuestos inadmisibles. No deberían gastar indiscriminadamente los dineros de todos que nos han pedido. No deberían de ser tan prepotentes y dejar expresarnos a todos. Cuando una casa está en malas manos se arruina. Nuando un país está en malas manos nos arruina a todos los ciudadanos. Es muy difícil de recuperarnos como nación cuando hemos llegado a tocar suelo en nuestros errores. Pero lo maligno es tener a gestores de nuestro país que lo arruinen. Pues entonces casi no podemos ni levantarnos para poder salir de la ruina creada por los mismos malos gestores. Los excesos se pagan muy caros. Lo estamos viviendo en nuestra generación, en la generación de nuestros hijos y posiblemente lo veremos en la generación de nuestros nietos. Hemos sido induidos por nuestra casta política para que gastemos como ellos mismos han gastado, el dinero que no teníamos. Como podremos vivir le preguntaron a un jefe de gobierno hace unos dos o tres años : Respondió con una gran carcajada : Pidiendo préstamos. Que luego no hemos `podido devolver. En los últimos años se ha producido un deleznable cambio de costumbres por parte de la clase política : de pensar en el futuro de nuestra nación han pasado a pensar en el futuro de su partido, de su ideología, de sus seguidores, de sus, sus, sus y en nada de lo de todos, de todos, de todos. Cuando han volatizado en empresas, en embajadas, en sedes sociales, en palacios, en grandes obras faraónicas que no servían de nada, en aeropuertos que no despega ni un avión, en grandes esculturas de no se que escultor afin al partido político, en autopistas que no tienen conexión con la red de carreteras, autovías, autopistas, etc., etc. Todo esto lo hemos tenido que pagar entre todos los ciudadanos que de buena fe les votamos, o no les votamos, pero por la paradoja de la mayoría, minoría, acuerdos entre distintas formaciones políticas, etc., etc. nos han freido a impuestos, nos han esquilmado mucho más de lo que sería justo y sostenible para una población paupérrima como la actual. Todos debemos de contribuir al sostenimiento del gasto público. Eso es una máxima que no aguanta una controversia. Pero es justo, ético, y defendible está máxima cuando se gasta indiscriminadamente el dinero de todos, que en una gran mayoría es detraído de sus pocas posibilidades económicas y les conduce a la miseria sin remisión ¿?. A por cierto, una ministra llamada C.C. (no era la Claudia Cardinale por cierto) nos dejó sus reflexiones muy cargadas de ironía política diciéndonos que el dinero público no es de nadie … Que cara dura más dura que el hormigón armado: Si el dinero público no era de nadie, porqué entonces nos lo roban de nuestro bolsillo después de haber trabajado de sol a sol para poder mantener a nuestra familia y nos dejan sin poder atender lo más básico de nuestra vida ¿?. La pregunta que todos nos hacemos es : Porqué no existe un solo impuesto ¿?. Hace unos 30 años o más teníamos unos muy pocos impuestos generales que sufragaban las pocas necesidades del país. Luego se fueron ampliando las necesidades del país por la magia de los magos que se situaron en nuestro sistema de representación parlamentaria. Como que cada vez eran más amplios los gastos se inventaron infinidad de impuestos nuevos, de nomenclaturas cada vez más extrañas para disolver su importancia . los llamaron Tasas, cánones, aportaciones de toda índole, etc., etc. Pasamos de tener un sólo impuesto de sociedades y otro de ITE, a tener impuestos de IRPF, de IGIC, de IVA, de RC. de TPIJD, de Patrimonio, de tantos y tantos otros que se fueron creando al calor de una mente desbocada de los políticos para recaudar cada vez más y más, sin contención alguna de sus gastos. Siempre que hacían cuentas les sobraban dineros que no se los habían gastado. Entonces creaban nuevas formas de gastarse el dinero de todos hasta conseguir gastarlo todo. Luego entrados en la vorágine de gastar por gastar, se empezaron a endeudarse, consiguiendo poder gastar por encima de lo que era necesario y de esta forma endeudarnos a todos los ciudadanos de forma alarmante y fraudulenta, pues no era nada necesario el gasto desaforado que su locura les hacía desarrollar de forma creciente y sin freno alguno. Hoy debemos todo lo que tenemos. Hoy nadie puede pagar su casa, su manutención, su ropa para cubrirse sus vergüenzas, sus gastos más necesarios como el colegio de los hijos, las medicinas cuando están enfermos, o lo más elemental del ser humano : No tienen ni para sobrevivir, no tienen trabajo, no tienen ahorros pues se los han robado legalmente, no tienen futuro con estos partidos políticos, estos sindicatos, estas ONG s, que nos roban a mansalva y encima nos piden que les sigamos en su caminar por un mundo en que solo viven ellos. Y que viven por cierto muy bien. Millones de veces mejor que el resto de los ciudadanos de nuestro país. Y encima se quejan, cuando deberían estar más callados que un muerto. En este panorama de desolación en que nos tienen metidos desde hace unos 5 años, solo tenemos una lucecita muy débil que nos guía por un tenebroso tunel de maldiciones, un lucecita que es nuestra esperanza. Una lucecita que es nuestra única posibilidad de llegar a superar las desgracias con que nos han bendecido nuestra clase política : Que se vayan todos a otro país y nos dejen crear las condiciones necesarias, desde la actual indigencia, hacia un nuevo despertar. Como cuando se termina una guerra y deben de ser personas excepcionales las que dirijan al país de nuevo hacia la reconstrucción nacional y el nuevo bienestar de todos los habitantes sin distinción alguna. Se que es una misión imposible pues todos los que se han ido forrando con nuestro trabajo no querrán nunca perder su sistema de vida tan bien estructurado. Pero yo pediría una visión nueva a todos los que se han aprovechado de la masa de ciudadanos hasta hoy. Pediría que renunciaran a sus grandes ventajas y sueldos, subvenciones,. Dietas, cobros por no hacer nada, trabajos en empresas que solo son de boquilla como los liberados sindicales que los pagamos entre todos ya que son a cargo de las empresas, pero como no trabajan en las empresas y solo trabajan para los sindicatos, en las manifestaciones, en las huelgas, en los piquetes mal llamados “informativos”, que son de todo menos informativos. Y un largo etc., etc. Ya se que es imposible que estas personas se conviertan de la noche a la mañana en buenas personas y que entonen su mea culpa. Ya se que es imposible que todo lo que han conseguido en los últimos 35 años lo quieran renunciar en bien del resto de sus conciudadanos. Ya sé que aunque ellos quisieran arrepentirse de sus malas acciones, sus jefes no les dejarán nunca hacerlo, pues quedarían todos con el culo al aire y sin posibilidad de taparlo de nuevo. Además, perderían su forma de vida que tan opíparamente les ha permitido vivir en estos 35 años. Aunque no es tiempo de milagros, creo que nunca debemos de perder las esperanzas. Quizás, alguien, alguno de sus ideólogos, alguno de sus líderes o alguien del montón, les haga recapacitar y les entre en su cerebro la buena idea de que no son más que aprovechados de todos los demás. Y que ya es hora de que nos devuelvan todo lo que sea llevado de nosotros. Ojalá la Naturaleza genérica haga más en este sentido que nuestra naturaleza humana. De ésta no podemos esperar nada bueno. De la otra si que es posible esperarlo.

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