SOLO LOS RICOS COMO MONTILLA ELIGEN LENGUA PARA SUS HIJOS.
27 DE FEBRERO DE 2010
PROHIBIDO HABLAR ESPAÑOL: 'Sólo los ricos como Montilla eligen la lengua para sus hijos'/ «Hipócrita»/ La «falta de autoridad moral» del president
CONFLICTO LINGÜÍSTICO / Las reacciones
'Sólo los ricos como Montilla eligen la lengua para sus hijos'
Rajoy y Cospedal critican la «falta de autoridad moral» del 'president' tras reconocer su esposa que dos de sus hijos sólo estudian una hora de catalán a la semana en el Colegio Alemán
LEONOR MAYOR / CARMEN REMÍREZ DE GANUZA
Barcelona / Madrid
En casa del herrero, cuchillo de palo. José Montilla, impulsor de la Ley de Educación que impone el catalán como lengua vehicular en las escuelas, lleva a dos de sus hijos al Colegio Alemán, donde se imparte únicamente una hora semanal de este idioma. El asunto fue muy comentado ayer después de que la esposa del president, Anna Hernández, desvelase que «prefiere» que sus hijos sepan alemán e inglés a que aprendan catalán. Montilla recibió críticas por no aplicarse lo que predica y por propiciar un sistema educativo «elitista» en el que «sólo los ricos pueden elegir el idioma en que educan a sus hijos».
La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, arremetió contra el elitismo personal y político del presidente de la Generalitat: «Es inaudito que sólo los ricos como Montilla puedan elegir la lengua en la que quieren educar a sus hijos».
Y es que, de acuerdo con la ley vigente, el idioma vehicular de la enseñanza en Cataluña es el catalán. Eso significa que todas las asignaturas se imparten en esta lengua, excepto las tres horas semanales de inglés y las dos de castellano. La única manera de eludir esta normativa es acudir a un colegio extranjero, el Alemán, la Escuela Suiza, el Liceo Francés o alguno de los ingleses y americanos, pero son centros caros. El de los hijos de Montilla, que no es el más costoso, sale a unos 400 euros mensuales por niño.
En la misma línea que De Cospedal, el diputado del PP en el Parlament Josep Llobet explicó a este diario que la ley educativa catalana «crea ciudadanos de primera y de segunda categoría, porque sólo los que tienen capacidad económica pueden evitar que se enseñe a sus hijos obligatoriamente en catalán». Llobet recordó que su partido ha defendido no sólo la posibilidad de que se eduque en español, sino la libertad para elegir escuela, algo que la ley también niega a los padres.
A Montilla no se le criticó sólo por imponer a los demás algo que no aplica en su casa. El presidente del PP, Mariano Rajoy, eludió lanzar una condena explícita contra el president, pero sí le envió, en su estilo más propio, un reproche envenenado envuelto en un interrogante. «¿Con qué autoridad moral se puede imponer a los demás lo que no quieres para ti?», se preguntó.
Tampoco se mordió la lengua la consejera de Educación de la Comunidad de Madrid, Lucía Figar: «Yo la libertad de elección la quiero para todos. Jamás criticaré la opción que cada uno elija para sus hijos, o el proyecto educativo que quiere. Lo que no puede uno sostener como político, cuando tiene responsabilidades importantísimas en ese campo de fortalecer las libertades educativas, es prohibir a los demás lo que uno quiere para los hijos», aseguró, informa Paloma Díaz Sotero.
La respuesta socialista fue mucho menos contundente. Preguntada por este diario, la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, se vio obligada a referirse al asunto, aunque eludió ahondar en el mismo y se limitó a recurrir al argumento de siempre: «La lengua es fundamental para el entendimiento y no para la confrontación, y la ley garantiza ese ejercicio. El tema está resuelto y no presenta especiales problemas. Respetamos las posiciones que mantienen algunas personas», dijo en referencia a la mujer de Montilla, informa Marisa Cruz. «El Gobierno garantiza el derecho de todos a hablar, expresarse, a ser atendidos y entendidos en las lenguas que recoge la Constitución», añadió.
También hubo críticas desde el independentismo. El notario e impulsor de las consultas soberanistas Alfons López Tena afirmó en un chat de EL MUNDO.es que Anna Hernández «está en su derecho de condenar a sus hijos al analfabetismo. Es su problema y el de su marido».
Mucho más discretos se mostraron en CiU y Esquerra, los otros dos partidos que, junto al PSC, aprobaron la ley educativa catalana. En ninguna de estas dos formaciones quisieron hacer declaraciones. Sus dirigentes han escogido opciones muy distintas para sus hijos. Artur Mas (CiU) los llevó a uno de los pocos colegios totalmente privados de Barcelona, donde se hace mucho hincapié en el estudio de idiomas. Joan Puigcercós ha escogido una escuela concertada cercana a su domicilio.
Montilla salió ayer al paso de las criticas y defendió en Onda Cero su elección: «Quiero que mis hijos sepan más idiomas, catalán y castellano, pero también alemán e inglés».
Hernández y el Colegio Alemán
>«Los niños saldrán del Colegio Alemán dominando perfectamente el alemán y el inglés. Es una maravilla. Sólo por saber alemán ya encontrarán trabajo. Es como tener una carrera».
>«Mis hijos saben catalán perfectamente, a pesar de que escribiendo hacen muchas faltas. Dan poco catalán, ésta es la verdad, una hora a la semana es poquísimo. Pero, bueno, ya lo supliré yo. Prefiero que sepan alemán».
>«Es muy difícil que entre alguien que no sea alemán, pero al final aceptaron porque la escuela tiene un convenio con los ayuntamientos de San Just [del que Hernández es concejal] y Esplugas».
ELMUNDO.es Vídeoblog: EL MUNDO en 2', por Pedro J. Ramírez. Editorial en página 3
Catalán sólo hasta los 14 años
LUIS GARRIDO
Barcelona
Un centro alemán que no entiende de inmersión lingüística. Basado en un sistema educativo bastante lejano al sistema del conjunto de España y también del catalán, definido como la Nueva Secundaria, el Colegio Alemán de Barcelona apuesta por un marco de enseñanza centralizado en el idioma germánico, aunque sin abandonar la enseñanza del castellano en sus cursos, tanto para los alumnos foráneos como para los nacidos en territorio nacional. El catalán, en cambio, se enseña obligatoriamente sólo hasta los 14 años. A partir de ahí, el estudiante puede eliminarlo totalmente de su enseñanza escolar.
Esta Nueva Secundaria, aprobada por los Gobiernos alemán y español, se basa en el modelo de la secundaria germana. En lugar de organizarse en primaria, ESO y bachillerato, lo hace en 12 cursos.
Hasta los 14 años, además de español también se imparte catalán. Y entonces, en noveno -que equivale a tercero de ESO-, el alumno ha de decantarse por estudiar la lengua autonómica o empezar francés.
No obstante, los estudiantes que quieran obtener un certificado equivalente al título de ESO español deberán estudiar una única hora semanal de catalán hasta los 16 años. Los dos últimos cursos, que hacen las veces del bachillerato, ya prescindirán totalmente de la lengua autonómica.
Por otro lado, aunque el Colegio Alemán de Barcelona sostiene que está abierto también para españoles a partir del quinto curso, éstos han de pasar un psicotécnico a los nueve años, un año de enseñanza de alemán y aun así pueden ser rechazados. Y aquellos no alemanes que acceden al centro no se mezclan con los de origen extranjero: van a clases separadas hasta los 14 años
Los Montilla
SALVADOR SOSTRES
Seguramente no hay otro caso en la vida pública española de tanta hipocresía como el de los Montilla. La farsa afecta, por activa o por pasiva, a toda la familia. La primera hipocresía es vivir, como político, de la propaganda de la escuela pública, para luego llevar a tus hijos al Colegio Alemán, uno de los privados más caros de Cataluña. Cabe recordar que cuando todavía no era presidente, Montilla optó por el colegio público para los dos hijos de su primer matrimonio y el resultado fue tan nefasto -sin ir más lejos, Arnau Montilla fue condenado en abril de 2008 a pagar una indemnización de 270 euros más una multa de otros 30 por romper a patadas una cabina telefónica estando bajo los efectos de una severa intoxicación etílica- que no quiso volver a repetirlo con los trillizos que tuvo con su actual esposa, Anna Hernández Bonancia, concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Sant Just Desvern y 14 cargos más. La mansión donde viven los Montilla no es que sea, digamos, demasiado socialista.
Lo del catalán con los Montilla ha sido siempre un drama. El padre nunca se molestó en aprenderlo y sólo cuando ocupó la Presidencia de la Generalitat, corrió a hacer cursillos acelerados. Que, de todos modos, de poco le sirven porque cuando habla el catalán lo destroza, y cuando asiste a algún acto oficial donde tiene que escribir alguna dedicatoria, recurre a una lamentable chuleta que le preparan siempre en un papelito amarillo porque el pobre es incapaz de hacerlo por su cuenta sin cometer faltas de ortografía. En descargo del catalán tengo que decir que mucho me temo que perpetraría también todo tipo de errores escribiendo en castellano. Sólo hace falta ver cómo lo habla.
Ya hace tiempo que se sabe que sus tres hijos más pequeños tampoco aprenden catalán. La señora Montilla lo ha justificado diciendo que prefiere que sus hijos sepan alemán. Estas declaraciones han causado sorpresa y se ha querido ver en ellas una contradicción con la política lingüística del padre. Pero si uno conoce a los Montilla, la única contradicción -o, más bien, oxímoron- es esta insólita relación entre un funcionario prealfabeto como Montilla y un libro.
Por lo demás, los Montilla han sido siempre unos cínicos. Explotando hasta el rubor el discurso obrerista, practican una acomodada vida de caciques. Presumen de catalanistas después de haberse pasado toda la vida con el discurso del inadaptado de barriada. El aprecio que Montilla le tiene al catalán se comprende rápidamente viendo cómo lo escribe y lo habla después de más de 40 años viviendo en Cataluña.
Montilla no tiene principios: tiene una única finalidad, que es acumular poder. Por ocuparlo ha pagado el precio de degradar la Generalitat dándole la cartera de Interior a un antisistema comunista como Joan Saura, que en cada ocasión que ha tenido ha demostrado el terrible daño político y moral que pueden llegar a hacer la ignorancia y la incompetencia cuando van de la mano; y comprando a un alocado vanidoso como Carod-Rovira, enviándole a abrir onerosas y absurdas embajadas catalanas por todo el mundo.
Que exija a los funcionarios un nivel de catalán que él no tiene es una indecencia más de un tipo que ha aceptado ser presidente sin ganar las elecciones. Que su mujer prefiera que sus hijos sepan alemán o cualquier otro idioma antes que catalán, y que también lo prefiera Montilla, no es ninguna novedad.
Los Montilla han sentido siempre un profundo desprecio por Cataluña, y si ahora disimulan aprobando leyes del cine es porque la avaricia de este funcionario ex maoísta es previa a cualquier ideología, y él y su esposa han demostrado que por el poder -y por todo lo que el poder conlleva- están dispuestos a hacer lo que sea necesario: presionar, perseguir, manipular, silenciar, intimidar, vender y comprar a quien sea, sin ningún tipo de límite ni piedad
CONFLICTO LINGÜÍSTICO / Las reacciones
Defensores de la libertad lingüística lo ven «hipócrita»
«Para sus hijos no hay catalanismo que valga», dicen desde el Círculo Balear
Madrid
«El colmo de la hipocresía». Las asociaciones y colectivos que defienden la libertad de elección de la lengua en la escuela consultados ayer coincidieron todos en ese diagnóstico. «José Montilla lleva a sus hijos a un colegio donde hay otras lenguas vehiculares, pero a los demás, si no tienen dinero, no se lo permite», critica Marita Rodríguez, de la catalana Asociación por la Tolerancia. Para esta profesora, el comentario de Anna Hernández está a caballo entre la «candidez» y la «crueldad» por el hecho de decir que «para los suyos prefiere el alemán» cuando sabe «la presión y la imposición» que hay para los demás. «Lo que quieres para tus hijos no lo quieres para los otros», resume.
«Impone el catalán a todos menos a sus hijos», añade Jorge Campos, del Círculo Balear. «Para los suyos no hay catalanismo que valga», dice desde una comunidad también con inmersión lingüística en catalán.
«Estos políticos saben que están causando un daño irreparable a los niños, pero no les importa si no les afecta a los suyos», añade.
«Este señor promueve un sistema de imposición y luego busca un resquicio para que sus hijos no se sometan a ella», apunta Gloria Lago, de Galicia Bilingüe.
Todos, además, criticaron el elitismo al que la inmersión lingüística ha abocado a la enseñanza en otras lenguas que no sean el catalán en Cataluña. «Montilla demuestra que la única manera de salvarse de la imposición es llevando a los niños a un colegio privado», dice Campos. «El derecho a elegir depende del dinero que tengas», subraya Rodríguez. «La esposa de Montilla deja claro que ella prefiere una lengua internacional para sus hijos y que los que no tengan dinero están condenados a una lengua minoritaria sin alcance internacional». «Quien puede pagar, elige; quien no pueda, debe someterse al modelo impuesto de una sola lengua », agrega Pablo Yáñez, de la Asociación de Libertad Lingüística
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