M. N.
MADRID
El conseller de Interior, Joan Saura, sorprendió ayer por la mañana cuando al ser preguntado en Catalunya Ràdio por la información de EL PERIÓDICO dio detalles sobre la declaración del presunto etarra detenido en Portbou. Sorprendió, entre otras cosas, porque el arresto lo llevó a cabo el Cuerpo Nacional de Policía y los datos solo los pudo recibir o bien del ministro del Interior, Alfredo Pérez Ru-
balcaba, con el que habló varias veces, o bien de los Mossos d’Esquadra a través de sus agentes de la Brigada de Información.
Lo cierto es que las palabras de Saura causaron «malestar» en la Delegación del Gobierno y en el Ministerio del Interior, y fue el propio president, Josep Montilla, quien riñó a su socio en el tripartito y le exigió «prudencia» sobre los planes de ETA. El jefe del Govern quiso ser tan prudente que incluso aseguró que no había constancia ni datos objetivos de que ETA quisiera asentarse en Catalunya. Y en cualquier caso, «si lo supiera, tampoco lo diría», dijo.
En Madrid, como en la Delegación del Gobierno, no se entendió que Saura hablara de las declaraciones del etarra capturado por la Policía Nacional, cuando el ministro aún no había abierto la boca, y menos que anunciara que se buscaba a dos terroristas huidos, cuando el miércoles por la noche ya se descartó que los sospechosos estuvieran escondidos en Catalunya. Por la tarde, Rubalcaba habló en Lisboa con su rotundidad y claridad habitual.
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