domingo, 28 de febrero de 2010





Chile sufre el segundo gran seísmo de América en dos meses
La comunidad internacional se vuelca con el país andino

AP Residentes de la ciudad de Concepción observan un edificio derrumbado por el terremoto, que tuvo su epicentro a 115 kilómetros de esa ciudad, la segunda de Chile
Centenares de fallecidos en el terremoto
«Anoche sentí que el mundo se terminaba»
Víctor García de la Concha: «La cama se movía de un lado a otro»

La presidenta tranquiliza a los ciudadanos


LIBIO PÉREZ | CORRESPONSAL EN SANTIAGO DE CHILE Domingo , 28-02-10
Durante dos minutos y 50 segundos la tierra se estremeció con violencia y más del 80 por ciento de la población de Chile despertó aterrorizada. El terremoto comenzó a las 3.34 horas de la madrugada (7.34 en España) y alcanzó una fuerza de hasta 8,8 grados en la escala de Richter, con epicentro en la región de Bío-Bío, a unos 500 kilómetros al sur de Santiago. Al menos 147 muertos (última cifra oficial, que aumentará) y centenares de heridos, casas y edificios derrumbados, puentes y carreteras destruidas, incendios y marejadas, dejó a su paso el seísmo que golpeó la zona centro sur de Chile y que ya califica entre los más poderosos de la historia.
La liberación de energía terrestre que se produjo en Chile fue 50 veces más poderosa que la que afectó a Haití el 12 de enero pasado, donde murieron unas 125.000 personas, hubo más de 300.000 heridos y más de un millón de haitianos quedaron sin casa. El terremoto de ayer en el país suramericano sólo es comparable con el que sacudió el 22 de mayo de 1960 a Valdivia, al sur de Santiago, el mayor registrado en el planeta.
En aquella ocasión, el terremoto alcanzó una magnitud 9,6 en la escala de Richter y dejó unos 3.000 muertos y más de 2 millones de damnificados. Al seísmo le siguió un tsunami de 10 metros de altura que llegó hasta Hawai, donde causó 61 muertos, y otros 32 en Filipinas.
La magnitud del daño del terremoto de ayer hizo que el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet declarara de inmediato como zona de catástrofe las regiones de Maule, Bío-Bío, O´Higgins, Araucanía, Valparaíso y Metropolitana, donde vive la mayor parte de la población chilena.
Millares de personas salieron despavoridas a las calles cuando comenzó el movimiento de tierra, mientras todas las grandes ciudades sufrían de inmediato apagones -que se prolongaron por varias horas-, estallaban incendios en Santiago y Concepción, caían puentes y pasarelas en las carreteras más importantes y se derrumbaban casas y edificios. El pánico siguió apoderándose de la población, que sólo en las horas siguientes al terremoto percibieron por lo menos 51 réplicas.
La presidenta Bachelet se trasladó en helicóptero a la zona más afectada para evaluar los daños, mientras millares de policías, bomberos y rescatistas voluntarios escarbaban las ruinas en búsqueda de víctimas. La región del Bío-Bío, donde se registró el epicentro del terremoto, informó de más de 60 personas desaparecidas. En Concepción, capital de la misma región, al menos dos edificios se desplomaron, uno de ellos con más de un centenar de habitantes.
Con la luz del día

El aeropuerto internacional de Santiago quedó cerrado por 72 horas, después de que la terminal sufriera daños estructurales, así como la torre de control, por lo que centenares de personas fueron evacuadas del lugar.
«Me salvé porque me lancé debajo de la mesa, se me vino todo encima, todas las puertas del edificio estaban rotas», relató Elba Carrizo, una mujer de 81 años, que vivía en un edificio que se desplomó en el barrio capitalino de Maipú. Al igual que el edificio de Elba Carrizo, otras construcciones casi nuevas, con un promedio de apenas cinco años de uso, se derrumbaron en Santiago, Talca y Concepción. En Valparaíso y Concepción también se registraron actos de pillaje y saqueos a locales comerciales, por lo que militares y policías patrullaban las calles.
La televisión local mostraba ayer dantescas imágenes que con la luz del día quedaron a la vista: puentes caídos, autopistas destruidas, automóviles y camiones volcados, casas en el suelo y monumentos históricos en ruinas. Pero sobre todo, mostraron los rostros repletos de miedo de millares de chilenos.

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