lunes, 11 de mayo de 2009

POEMAS DE GLORIA FUERTES






CUESTIONES FÚNEBRES
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¿Quién regará mis huesos con su llanto?
¿Quién tocará mi pelo, seco y rubio?
¿ Quién irá a ver caer las paletadas
sobre mi caja de tercera?
¿Quién de vosotros cantará mis líneas?
¿Quién por la noche me arderá una vela?
Quién pudiera saber con adelanto,
quién coserá mis senos entre tanto.



A VECES QUIERO PREGUNTARTE COSAS...

A veces quiero preguntarte cosas,
y me intimidas tú con la mirada,
y retorno al silencio contagiada
del tímido perfume de tus rosas.

A veces quise no soñar contigo,
y cuanto más quería más soñaba,
por tus versos que yo saboreaba,
tú el rico de poemas, yo el mendigo.

Pero yo no adivino lo que invento,
y nunca inventaré lo que adivino
del nombre esclavo de mi pensamiento.

Adivino que no soy tu contento,
que a veces me recuerdas, imagino,
y al írtelo a decir mi voz no siento.



AMOR QUE LIBERA

Ya no soy la niña amarga
que tenía un mar de llanto
y alta ortiga por el alma.
Ya no soy la niña enferma
que al oír risas lloraba;
ya salí del solitario
bosque que me acorralaba.
Ahora soy la niña verde,
porque floreció mi calma.
Ya no soy la loca triste,
ya no soy la niña blanca,
nuevo amor ha traspasado
con el nardo de su lanza
mi corazón, que ahora tiene
un nombre de menta y ámbar.
¡Ay cuánta sonrisa noto
que trepa por mis espaldas!
¡Qué brillo tienen mis ojos
-viudos de siete mil lágrimas-!
La vida me sabe a verso
y los besos a manzana.
-El monte arregla sus pinos,
por las rocas el mar baila-.
El amor danza en mi pecho.
¡Ya me quiere! ¡Ya me aguarda!
Ya no soy la loca triste,
que al oír risas gritaba;
ahora soy la niña dulce,
ya no soy mujer amarga.



EL DOLOR ENVEJECE MÁS QUE EL TIEMPO...

El dolor envejece más que el tiempo,
este dolor dolor que no se acaba,
y que te duele todo todo todo
sin dolerte en el cuerpo nada nada.

A tantos días de dolor se muere uno,
ni la vida se va,
ni el corazón se para,
es el dolor acumulado el que,
cuando no lo soportas,
él te aplasta.

Mi accidente será un buen epitafio:
Cuando una calle bajo el sol cruzaba,
de dolor - o de amor - es lo mismo,
murió desbaratada.


EN MI JARDÍN

Sobre el césped los árboles me hablan
del divino poema del silencio.
La noche me sorprende sin sonrisas,
revolviendo en mi alma los recuerdos.

* * *

¡Viento! ¡oye!
¡espera! ¡no te vayas!
¿De parte de quién es? ¿Quién dijo eso?
Besos que yo esperé, tú me has dejado
en el ala dorada de mi pelo.

¡No te vayas! ¡alegra más mis flores!
Y sé, tú, viento amigo mensajero;
contéstale diciendo que me viste,
con el libro de siempre entre los dedos.

Al marcharte, enciende las estrellas,
se han llevado la luz, y apenas veo,
y sé, viento, enfermo de mi alma;
y llévale esta «cita» en raudo vuelo.

...Y el viento me acaricia dulcemente,
y se marcha insensible a mi deseo...

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