El periodista Julián Lago: entre la vida y la muerte
Publicado: 16/05/2009
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© Joana Morillas
Julián Lago había perdido la fuerza que siempre le caracterizó cuando coincidí con él en los cursos de verano que anualmente se celebran en la Universidad Rey Juan Carlos. Se le veía desencantado con el mundo y con una profesión que le dio todo para luego negarle el pan y sal.
Recuerdo que nada más sentarse para iniciar su ponencia, Julián dio el pésame a los estudiantes que llenaban el aula por haber elegido cursar la carrera de periodismo. Después hablaría de la ingratitud de los que dirigen los medios de comunicación, que te dan la espalda cuando llegan los problemas. Un directo al corazón para los que nos cogieron de la mano, nos elevaron y nos dejaron caer en pleno vuelo.
A pesar de que su ocaso era evidente, Julián Lago seguía manteniendo su humor socarrón. Bromeaba cuando le pedías un ejemplar de su último libro: “No lo regalo. Es más, lo que voy a hacer es llevar unos veinte a la universidad, poner una manta en el suelo y venderlos (risas)”. Sin duda, Julián en estado puro.
Hoy, Julián está ingresado en un hospital de Paraguy debido a un accidente que le mantiene entre la vida y la muerte. Me cuenta mi amigo Juan Luis Galiacho que Lago se había trasladado allí buscando empezar de cero: “Hace unos meses, recibí un SMS de Julián donde me decía: «Estoy en las misiones de Paraguay, más cerca de Dios que de los hombres». Me impactó mucho cuando lo leí y todavía lo guardo”, me explica un Galiacho visiblemente afectado.
Las noticias que llegan de Paraguay son confusas en cuanto al estado de Julián. En un primer momento se habló de muerte cerebral. Sin embargo, unas horas después, una de las doctoras que atiende al periodista en el Centro Médico privado Bautista, negó este punto a EFE: “Permanece inconsciente, sedado, con asistencia respiratoria mecánica y con signos de un padecimiento cerebral fuerte, pero no se registra muerte cerebral". La doctora Dina Rodríguez, aunque reconoce la gravedad de Lago, también expresa que “hay un esbozo de mejoría, lo que indica que está reaccionando, aunque es temprano para dar resultados, debemos aguardar una mayor evolución”.
La carrera profesional de Julián Lago es impresionante. Empezó en El Norte de Castilla. Después se traslado a Barcelona y desembarcó en el Grupo Mundo y más tarde en el Grupo Zeta. Fue editor político de Interviú y subdirector de El Periódico de Cataluña. En 1981 fundaría y dirigiría la revista Tiempo. Seis años más tarde se convierte en director general de publicaciones del Grupo Zeta. En 1988 funda y dirige Tribuna de Actualidad. Ese mismo año daría el salto a la radio.
1993 es una año clave en la vida de Julián. Desembarcó en la televisión con el exitoso programa La máquina de la verdad. Después vendrían Misterios sin resolver y Por hablar que no quede.
De Telecinco, Lago se fue a Canal 7, posteriormente a Vía Digital y su última colaboración en televisión la realizó en Canal 9 con Panorama de actualidad y Espejo Retrovisor. Su penúltima aventura en los medios fue dirigir el periódico Tribuna de Salamanca en 2007. Tuvo que abandonar por problemas de salud, tal y como él mismo explicó en la carta enviada a sus lectores a través del rotativo: “llegado un momento, hube de optar entre mi salud y mi profesión, y he optado por mi salud”.
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