QUE NOS DAÑA MAS : BANCOS, POLITICOS O SINDICALISTAS.
Es la gran pregunta de nuestro maltrecho deambular por este mundo ruin y malvado. Solo los fuertes consiguen sobrevivir. Los débiles son arrojados al Hades, o el mundo de los muertos.
No es demagogia lo que digo.
Es la gran pregunta que nos hacemos todos. Pero que nadie quiere, o no sabe, contestar. No es políticamente correcto lo que deberíamos contestar, como humanos libres de ataduras morales y políticas.
En momentos de gran pujanza económica se nos llena la boca de alabanzas a los bancos, a los políticos y también a los sindicalistas.
Pero en momentos de crisis, de miseria para todos (No el café para todos que nos prometieron los políticos hace más de treinta años), se desmoronan todos los conceptos y todas las afinidades de nuestro soñar despiertos en un mundo mejor, en un mundo sin diferencias, en un mundo ideal como de un paraíso terrenal prometido, e incumplido una y millones de veces por los que nos lo dicen cada vez que se les ocurre como contentarnos y contenernos a todos.
Es tal como describa un pensador magnifico que nos dejó para la posteridad sus pensamientos en La Utopía.
Empecemos por los bancos.
En el transcurso de la historia la economía está íntimamente ligada a las personas que acumulaban riquezas y las dejaban a otros para que realizaran sus sueños. Lo malo es que debían de devolverlas más o menos pronto.
Grandes personajes de nuestros antepasados lograron algo más que sobrevivir gracias a que consiguieron la confianza necesaria de quienes tenían poder y dinero para que ellos pudieran realizar sus sueños y crearan de la nada nuevos logros de la humanidad.
Con el tiempo los bancos fueron creados por todos ellos y su misión era guardar las pocas o muchos fortunas de quieres habían conseguido sobresalir de la mediocridad, gracias a los tesoros acumulados.
Primero fueron los templos, luego los reyes y emperadores, luego personas de la calle con especiales habilidades para hacer crecer el negocio principal que era sin duda alguna : Recoger los dineros de los demás y prestárselo a quienes lo demandaban con garantías de que lo iban a devolver.
Cada vez se fue sofisticando más este proceso y hemos llegado a nuestros días sin casi saber cómo, pero que durante mucho tiempo funcionó de maravilla.
La tragedia ha sido el despertar de improviso, sin que casi nadie estuviera viendo que se acercaba el fin de una época, e inicio de una nueva forma de entendernos en nuestras relaciones económicas.
Ni los bancos ni los políticos podían creer lo que les estaba sucediendo. Se hundía un sistema que nos había proporcionado un nivel de vida imposible de soñar hace tan solo 100 o 200 años.
Debían de haber reaccionado de inmediato, o si era posible con antelación suficiente para crear algo nuevo que nos librara de los graves problemas que nos han ido surgiendo en estas últimas dos décadas.
No fue así. Y ahora estamos pagando por ello. Grandes catástrofes económicas que han traído los graves problemas de que queden sin trabajo y sin ingresos para poder vivir a millones de seres humanos que hasta hace poco se iban defendiendo la vida, con más o manes problemas, pero se defendían poco a poco.
Hasta casi ayer mismo, se podía uno comprar una vivienda endeudándose hasta las cejas. Se podía pagar la deuda en tantos y tantos años como le quedara de vida. Había seguros de vida para que en el caso de fallecer el deudor, el dinero de la deuda sería devuelto a los bancos que lo prestaron, sin tener que recurrir al desastre que supone dejar sin su vivienda a una familia y todavía que les adeuden al banco cantidades imposibles de pagar.
Los bancos son quienes reciben nuestros ahorros y prestan a quienes lo necesiten, con unas garantías de que serán devueltos los prestamos en el tiempo estipulado.
Sin esto no funciona en su medida justa, se desmorona el sistema y los ahorros de quienes los han depositado en los bancos no los podrán recoger nunca. Esto es lo que se ha llegado a conocer como el “corralito” de Argentina de hace unas décadas.
Pero que ha pasado ahora : De golpe se han producido muchos cracs. Ya no es posible pensar que nuestros ahorros están seguros en los bancos (Salvo claro está la garantía del estado español que establece que los cien mil euros primeros de cualquier depósito bancario lo garantiza, o sea, que lo pagaría el estado en caso de quiebra del banco o del sistema financiero del estado.
Pero que sucede si todo el sistema quiebra ¿?
El estado no podrá hacer frente a sus garantías. O sea que tendremos el corralito famoso : Cuando vayamos a retirar algo de nuestro dinero depositado en un banco, no nos dejarán recojerlo. Solo una mínima parte para que podamos subsistir más mal que bien.
Los gobiernos en previsión de estos posibles desastres financieros inyectan dinero a los bancos para que el sistema pueda seguir funcionando y cuando vayamos a retirar algo de nuestros ahorros depositados no nos tengan que decir que no nos lo pueden dar.
Todo esto funcionaría si todos los que tenemos depósitos en un banco fuéramos conscientes de que no se ha de forzar demasiado la máquina hasta el punto de que explote.
Grandes cantidades de dinero desaparecen cada día de los depósitos bancarios, por parte de personas o entidades con gran poder económico.
Los pobres solo sacamos de los bancos lo que imprescindiblemente necesitamos para las necesidades básicas de comer y poco más. Algunos ni ello pueden hacer pues ya no tienen nada en bancos. Solo esperan poder cobrar algo de su sueldo, su pensión o que les den comida en los comedores sociales.
Pero no por ello es importante la función social que a través de los años han desarrollado los bancos. Muchos de los que pudieron montar un negocio, un comercio, una fuente de ingresos propio, sin depender del puesto de trabajo que les dieran otros, fue posible gracias a los préstamos bancarios que se les concedieron. Si ganaban dinero, devolvían el préstamo y superaban una vida de dependencia como trabajador por cuenta ajena y pasaban a crear puestos de trabajo para nuevos empleados.
El problema de ahora es que han querido hacer lo mismo los políticos. Lo mismo que la iniciativa privada estaba haciendo para salir de su mísera vida, lo quisieron hacer los políticos y sindicalistas. Pero no supieron hacerlo con precaución y se endeudaron mucho más de lo razonable.
Pero estos no lo hicieron para mejorar en nada la vida de las gentes. Lo hicieron para mejorar su propia vida. Las deudas en que se entramparon no fueron devueltas por ellos. Nos las han dejado a nosotros los ciudadanos de a pié para que nos rompamos los cuernos en ver cómo podremos vivir con las deudas que nos han dejado estos personajes corruptos y malévolos donde los haya. Y sin tener nada de culpa nosotros.
Se creyeron que eran dioses y pensaron en construir grandes edificios (Tan grandes como las pirámides de Egipto que solo servían para tener una tumba del faraón que las ordenaba construir). Pues eso es lo que han hecho : Grandes edificios que no sirven para nada en todo el territorio de nuestro país, que han supuesto desangrarnos a todos en impuestos confiscatorios innecesarios. Pero su egolatría ha sido tan grande como efímera. Hoy están todos estos edificios vacios y que no sirven para nada. Están vacios o sin terminar. Con deudas millonarias de ayuntamientos, de autonomías, del estado, etc., que se gastaron sin pensar en nada más que en su gran ego personal y para conseguir que les votaran de nuevo perpetuándose en el poder sin más. Una y otra vez sin pudor alguno,ni ética, ni vergüenza por lo que nos estaban haciendo a todos.
Lo peor es que con sus actuaciones sin sentido, sin oposición alguna, sin previsiones claras de porqué se hacían y como se podrían pagar, y por último : Sin pensar él para que qué servirían una vez terminadas las impresionantes obras emprendidas sin freno alguno.
Un deudor debe el dinero que le prestaron o que le fiaron al suministrarle materiales y objetos. La administración pública por el contrario puede dejar de pagarlo todo y el problema es de quienes se fiaron de los que administran la política. Pero la deuda nunca la pagaran los políticos que se van tan tranquilos a otra cosa mariposa. Siempre nos queda a nosotros los pobres ciudadanos que les votamos en su da. O sea : Con el dinero de todos juegan a ver quién es el que más gasta, aunque lo gastado no sirva para nada.
Algo parecido ha sucedido con los sindicatos.
Como el dinero no es suyo sino que es el nuestro recaudado a través de los impuestos y que les ha sido facilitada por los gobiernos a través de suculentas subvenciones, no creen nunca que deben de ser comedidos en cómo gastarlo. Ya nos darán más. Deben de pensar. Y mientras son algunas de las organizaciones más ricas del país. Pero nadie puede saber que riquezas esconden. Lo tienen muy encerrado bajo más de siete llaves. Como los tesoros que no quieren que se sepan. Vaya como en forma metafórica podemos designarlos : La cueva de Alí baba y los cuarenta …
Aunque yo diría que actualmente no existe una sola de cueva. Hay montones de cuevas en todos los que deciden sobre nuestra vida como ciudadanos de este país.
No creo que sirva de nada el quejarnos de todos nuestros problemas.
Tampoco creo que solo tengan la culpa los bancos, los políticos y sindicalistas.
Creo más bien que en nuestra sociedad se ha instalado el maligno para llevarnos a sus cuevas (No la cueva de Alí baba precisamente).
Se disfraza de cualquier cosa con tal de podernos llevar hasta él.
El abuelo cabreado
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