LO EFIMERO DE LA VIDA HUMANA
Todos tenemos a alguien que se va
de este mundo cruel y despiadado.
Decimos sin mucha convicción :
Descanse en paz.
Mañana asistiré a un responso y
entierro de una persona de la familia de mi esposa que ha llegado a los 95
años.
Siempre fue muy animada y, aunque
enviudó hace ya unos quine años, nunca ha dejado de interesarse por todos los
temas de este mundo tan lleno de ruidos y sin propósitos que nos tenemos que
tragar cada día de nuestra vida.
Podías hablar con ella de temas
tan dispares como la política y sus representantes. Como la educación de
nuestros descendientes. Como se ha está degradando la convivencia. Como han
estado proliferando las maldades de unos y de otros. Como se ha incrementado la
delincuencia. Como se ha rebajado el nivel moral de nuestros congéneres. Como
podremos hacer frente a nuestras desdichas. Como ayudar a nuestros
contemporáneos a ser mejores, y un largo etc., etc. de cuestiones vitales.
En los últimos años, después de
fallecer su esposo, algunas veces le visitamos y otras veces le trajimos a
nuestra casa en el bajo Montseny para pasar algún día en medio de la
naturaleza.
En los últimos tiempos no pudimos
lograr traerla, pues siempre tenía algún percance que le hacía padecer por su
edad. Siempre recordaremos la vez que en el aeropuerto se le cerraron las
puertas correderas y la derribaron al suelo. Causándole daños y teniendo que
estar mucho tiempo hospitalizada. Nunca le dieron la razón y no le indemnizaron
por el accidente.
Iba sola en avión a pesar de
tener más de ochenta años, para ver a su único pariente joven que se había
casado y residía en Palma de Mallorca. Casi cada año iba a verle a pesar de su
edad.
Este pariente lo ahijaron el
matrimonio, ya que era hijo de una sobrina, no deseado por ella. Le trataba tan
mal, con palizas en su más tierna infancia, hasta el extremo de dejarle casi
ciego. Vivió vendiendo cupones de los ciegos y con la ayuda de este matrimonio
pudo rehacer su vida, hoy está casado y tiene dos hijos, gracias a los desvelos
de sus tíos.
Durante su vida siempre estuvo
muy cerca de toda su familia y también de la de su esposo.
A mi esposa cuando era una niña y
tenía que hacer la primera comunión ( Esto era un gran acontecimiento en
nuestra infancia. No como ahora que ya no se estila. Pero si todos quieren
celebrarla de forma civil. O sea : Sin comunión religiosa). Pues digo, que ella
era una gran modista de barrio y le confeccionó el vestido de primera comunión
( En casa tenemos a mi esposa fotografiada con este vestido y con todo los
ornamentos del caso).
Dentro de lo que nos recuerda
nuestra infancia, siempre hay un apartado inmenso de recortes de los momentos
felices. Aunque los momentos felices fueran muy pocos debido a que pasamos
nuestra infancia en los duros tiempos de la posguerra.
Hoy las cosas son distintas, no
tenemos posguerra pero se le va pareciendo a marchas forzadas.
Como digo, las personas que han
vivido tantos años cuando se van dejan una marca imborrable en los que nos
quedamos.
Quisiéramos ser como ellos y dar
alegría a nuestros descendientes, sean hijos, ahijados, nietos, biznietos, o
simplemente parientes de cualquier grado y condición.
No creo que nosotros seamos
mejores que ellos. Solo creo que nos marcaron la senda de ser siempre nosotros
y no irnos muriendo por el camino.
Cada día hemos de dar gracias por
seguir con vida y poder llevar a cabo nuestro destino en este mundo.
Unos debemos de hacer todo lo
posible para que nuestros descendientes encuentren su camino en esta vida.
Otros debemos de ayudar en lo que podamos a todos ellos. Otros debemos de
hacernos cargo de las dificultades que se les van presentando en su caminar por
la vida y tratar de ayudarles de alguna forma. Sea en forma de consejos, sea en
forma de animarles, sea en forma de colaborar con sus gastos (Siempre que
podamos hacerlo), o tantas y tantas otras maneras de intentar ayudarles.
Nuestra generación ya pasó por
casi todos los problemas que se pueden dar en la juventud, en la adolescencia,
en la vida de adultos y en todos los rincones de nuestra existencia. Ahora
pasamos por la madurez y seguimos ayudando a nuestros descendientes para que
lleguen ellos también a la madurez que nosotros hemos alcanzado.
Así como ahora escribo estas
líneas para dar un sentido homenaje a una persona que fue todo menos madre ( No
tuvo ningún hijo en su matrimonio que duró más de cincuenta años), espero que
alguien en el futuro lo haga con nosotros ( Las personas que hoy ya somos consideradas maduras y que algún día
seguiremos sus pasos).
Descanse en paz.
El abuelo triste!!!
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