miércoles, 25 de enero de 2012

Garantias de Productos


Despues del largo periodo Navideño, vuelvo a tener el placer de contar con las sabias palabras del Abuelo Cabreado que como siempre acierta en sus deducciones.
fotografia de Santorini, 2011 mamapi.


Realmente existen ¿?
Por Ley tenemos dos años de garantía por cualquier producto que existe en el mercado. Pero, es así ¿?
Cada vez que compramos un producto nos queda la duda de si habrá alguien que se responsabilice de la correcta aplicación de la garantía que por Ley nos deben ofrecer, pero en la mayoria de productos no sabes ni a quien reclamar en el caso de que esté estropeado, inservible o simplemente que no ofrezca la calidad que se suponía debía de tener como algo normal.
Tenemos los ciudadanos la culpa de que no sepamos ejercer nuestros derechos o tal vez es debido a una mala información que nos llega sin la suficiente claridad como para tener conciencia clara de lo que se nos transmite.
Posiblemente hay excepciones a estas dudas. Como es el caso de la compra de un coche nuevo a una marca de reconocido prestigio, que te dan todo tipo de documentación y te ofrecen, o incluso en ocasiones te dan por el mismo precio, una llamada “extensión de garantía a la que corresponde por la Ley”. Pero no es así en el caso de que compres un coche de segunda, tercera o más manos.
Otro caso a destacar es el de la garantía a los electrodomésticos si son adquiridos en comercios importantes como las grandes superficies, El Corte Inglés o redes comerciales propias de las marcas fabricantes de los electrodomésticos. Siempre te responden por la calidad y buen funcionamiento del producto adquirido. E incluso de admiten su devolución en el caso de que no quedes satisfecho con el producto adquirido por no cumplirse las expectativas del mismo.
Por último también tenemos unas garantías en el caso de adquirir un inmueble de nueva construcción. La Ley nos ampara en los casos de que la publicidad sea engañosa, de que una vez adquirido el inmueble se detecten vicios ocultos de mala ejecución o no se ajuste a la realidad lo que adquirimos con lo que se nos hace constar en la correspondiente escritura pública de compraventa. Así como que existan embargos, hipotecas o gravámenes que no estuviesen en el momento de la firma de la escritura pública y sin embargo aparecieran con posterioridad sin tener información fideligna de ello.
En todos los demás casos de productos comprados con buena fe por parte del ciudadano no existe nada más efectivo que el vendedor, comerciante, tendero, etc., etc., sea lo suficientemente honrado como para no venderte nada si no responde él de la calidad y buen funcionamientos del producto que le compras. Este es el caso de productos de alimentación, de productos para la limpieza, productos para el ajuar de nuestras casas, productos para el ocio, o juguetes para los niños.
El caso de la alimentación es jugar con la salud del comprador en caso de tratar de engañarte
En el caso de los productos de la limpieza es que si no se ofrece lo que ponen en la propaganda te estafan, bien en el peso, cantidad de producto activo, o que realmente no hace lo que dice hacer en su publicidad o en los envases.
En cuanto a los productos para el ajuar de nuestras casas el engaño es que no dura lo que te dicen que tendrá de vida útil el producto.
En cuanto a los juguetes no existe un juguete que resista muchos días en manos del niño, ya sea porque se rompe enseguida, ya sea por defectos de funcionamiento, ya sea por haber sido creado para que dure sólo un día o a la sumo unas semanas. Otro tema es que todos los juguetes, o casi todos, llevan pilas que se gastan enseguida y en muchos casos son un peligro para los niños de corta edad.
Muchas de las cosas, por no decir casi todas, que se venden en establecimientos de “todo a cien”, hoy llamadas “todo a un euro”, no tienen calidad alguna y casi siempre las tiras una vez compradas. Nada tiene garantía en estos establecimientos, ni las pilas ya que te las venden con el producto pero suelen estar ya agotadas.
Un caso aparte es de las medicinas.
Cuando se han producido los recortes en el precio de las medicinas, los componentes activos del producto que hacían que te curaban la enfermedad o molestia en pocos días han sido reducidos y por consiguiente, cada vez que compras una medicina ahora debes de tomarla más tiempo y lo que se traduce en una mayor cantidad de jarabe, cápsulas, pastillas, inhalaciones, etc. Con lo cual el menor precio en muchos casos se ha visto compensado con una más importante cantidad de producto a consumir, con lo cual el ahorro ya no es tal ahorro.
Otro caso es el de la sanidad. Un gran número de ciudadanos tenemos una médica privada pues la sanidad pública está saturada y en muchas ocasiones es necesario tener la asistencia sin demoras. Con lo cual estamos pagando un doble precio por algo que debería de estar mejor regulado y así evitar duplicidades y costes no deseados.
Pero en la medicina privada debemos de tener un cuidado especial pues también nos pueden hacer creer que tendremos cubiertas nuestras necesidades sanitarias pero existen las llamadas “carencias”, o sea un periodo de tiempo desde que conciertas en una médica la póliza correspondiente a tu familia. No es extraño que con el fin de tenerte como afiliado y pagando tu cuota no te informen correctamente de las carencias para operaciones o para embarazos y otras especialidades nada comunes. En mi caso he vivido la experiencia de un hijo al que no le informaron correctamente de la carencia en caso de partos y después de cambiar de medica creyendo que tenía sólo una carencia de 6 meses para atender el parto se encuentra con que no podrá ser atendida por la nueva medica, cuando si habría sido atendida por la anterior medica de no haberse cambiado a la que tiene ahora.
En definitiva que los ciudadanos estamos siempre acechados por las personas que sin escrúpulos nos intentan vender cosas que no tienen lo que dicen que poseen de propiedades del producto ofrecido. Mucha parte de culpa es de la publicidad engañosa con que nos bombardean continuamente en los medios de comunicación.
Es aconsejable que todos los ciudadanos tuviéramos la precaución necesaria para informarnos bien de todos los productos antes de comprarlos. Pero esto es una quimera imposible de conseguir ya que estamos tentados continuamente de adquirir cosas por el mero hecho de tener todo lo posible, o todo lo imposible en muchos casos. Cuando adquirimos algo ni siquiera el que te lo está vendiendo sabe más que tu de lo que estas comprando, con lo cual mal negocio hacemos al adquirir algo si ninguno sabe más que el otro del producto en cuestión.
Otra cuestión es si sabemos los ciudadanos que es correcto todo lo que nos dicen que nos suministran ¿?.
Tenemos múltiples ejemplos a diario, tales como :
Al llenar el depósito del coche o moto de gasolina sabemos si realmente nos suministran los litros que nos dicen y si la calidad es la que dicen que tiene ¿?
Los contadores de electricidad, de agua, de gas, etc. nos marcan los KV, los litros, los Kg y presiones que nos indican y por los cuales pagamos ¿?
Cuando compramos un producto y nos lo pesan con los papeles muy gruesos, o sea, de muchos gramos y pagamos igual el peso del producto y el peso del papel. Es correcto que paguemos un papel al precio de un producto caro, como puede ser el jamón de calidad extra, el foie de pato, el solomillo y la más cara porción de comida ¿?
No es de recibo que constantemente nos estén cobrando de más por alguno de las malas artes comentadas y deberíamos poder ejercer nuestro derecho a no ser engañados, estafados y en cualquier forma robados tan descaradamente.
Otro tema es el de la restauración.
Cuando entras en un restaurante no sabes lo que te vas a encontrar.
Si los precios estarán acordes con las calidades y los platos con la necesaria cantidad de producto y su elaboración, cocción, etc. será la correcta.
Cuantas veces ves que te han engañado, dándote gato por libre, dando un producto pasado, dando una cosa por otra.
A veces has comido mejor en una casa de comidas humilde que en un restaurante de gran renombre o tradición.
Muchas veces el pagar más no es garantía de comer mejor.
Todo este comentario está inspirado en un criterio justo de precio con calidad y servicio, sin pensar como le podría parecer a alguno que siempre vamos buscando lo más caro, lo más selecto, lo más apetecible.
Existen menús de muchos precios y calidades : He visto menús de 3 , de 5, de 7, de 9, de 11, de 13, de 15, de 17, de 19, de 21, de 25, de 27, de 29 euros ( por solo poner los de cifras impares), y así llegaríamos a menús de 200, de 300, etc., etc.
Cualquiera de los de bajo precio si están bien elaborados y con productos normales, se pueden comer y te dan la suficiente satisfacción, tal como te puede suceder en tu propia casa.
No todo es así, ya que en ocasiones te dan comida casi vomitiva.
Terminaremos ya con este tema pues si relatáramos caso por caso que nos hemos encontrado en nuestra vida la historia será casi “interminable”.
Esperemos que este tercer milenio que nos ha tocado vivir sean limadas muchas de las aristas que padecemos desde que la humanidad inició su singladura por este planeta llamado Tierra.

El Abuelo Cabreado

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