Los médicos que debían atender a la mujer empezaron a discutir sobre el modo en que se debía practicar el parto. La agresividad verbal pronto se convirtió en física y los facultativos llegaron a las manos.
Mientras, la situación de la parturienta empeoró y las condiciones del niño se hicieron críticas, sufriendo éste hasta dos paros cardíacos seguidos, lo que hizo necesario practicar una cesárea de emergencia.
Después del parto, el niño fue conducido rápidamente al servicio de cuidados intensivos, mientras que la madre sufrió una hemorragia interna que provocó la extirpación del útero.
El suceso ha generado gran indignación en Italia, donde las carencias del sistema sanitario nacional son tema de debate cotidiano. Entre tanto, el ministro de Salud, Ferruccio Fazio, ha acudido al hospital para transmitir su solidaridad a la familia, mientras que los cinco médicos involucrados en el episodio han sido inscritos en el registro de investigados.
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