martes, 24 de agosto de 2010

LA CAMELANCIA DE LAS EMPRESAS PÚBLICAS!

martes 24 de agosto de 2010
FIRMAS: Luis María Anson, Fernando Sánchez Drago, Erasmo, Secondat, Antonio Lucas, Javier Villán





Luis María Anson

Publicado el Martes, 24 de agosto de 2010

En 1976, los españoles teníamos que pagar a 600.000 funcionarios. Ahora a más de tres millones. La burocracia se ha multiplicado por cinco en el estado de las Autonomías y el "café para todos" decretado por Adolfo Suárez y Fernando Abril. Desde hace 30 años los partidos políticos colocan a sus parientes, amiguetes y simpatizantes en las Administraciones central, autonómica y municipal. No han tenido piedad. Sobre el contribuyente desangrado ha caído un torrente de salarios públicos, de vacaciones, enfermedades, seguridad social, puentes, dietas, viajes, gastos de oficina, teléfono, luz, aire acondicionado, calefacción, mantenimiento de edificios suntuosos. En Madrid, un porcentaje aterrador de los mejores edificios de la ciudad están en las tórpidas manos públicas del Ayuntamiento, la Comunidad y el Gobierno de la nación. El despilfarro económico es colosal.

El "vuelva usted mañana" de Larra se ha convertido en "vuelva usted el mes que viene"

En su inmensa mayoría, los funcionarios públicos son serios, honrados y trabajadores. No quiero caer en la crítica personal ni en la generalización. Pero como es lógico y humano, para justificar su puesto de trabajo el funcionario innecesario se inventa nuevas trabas burocráticas. Lo que hace treinta años se resolvía con una gestión administrativa ahora necesita de tres o cuatro, con la parálisis para muchas empresas y la desesperación para el ciudadano medio. El "vuelva usted mañana" de Larra se ha convertido en "vuelva usted el mes que viene".

Para no alarmar en exceso con la crecida del número de funcionarios, los partidos políticos se han inventado las más diversas y pintorescas empresas públicas. Mientras Europa exigía la privatización de las grandes compañías del Estado, la picardía daba la vuelta a la situación en España y aquí se multiplicaba el número de empresas públicas de las tres Administraciones. Más de 2.200 existen ya y más de 400 se han creado en los dos últimos años, en plena crisis. Una de cada tres empresas públicas, es decir más de 700, están gestionadas directamente por Cataluña y Andalucía. Los socialistas se han especializado en la camelancia. Derrochan por un lado el dinero de todos en subvenciones a grupos inverosímiles que no son otra cosa que instancias electoreras y, por otro lado, multiplican las empresas públicas innecesarias para colocar en ellas a sus simpatizantes.

El endeudamiento conocido de las empresas públicas supera los 15.000 millones de euros, de los cuales, por cierto, la mitad corresponden a la Cataluña de Montilla y Carod-Rovira. El déficit agobia no sólo al Gobierno de la nación sino a las Comunidades Autónomas y a los Ayuntamientos. Llevamos muchos años disparando alegremente con pólvora del rey. No hay control parlamentario porque son los despilfarradores los que tendrían que controlarse a ellos mismos. Si las cosas siguen así asistiremos a la explosión del entero sistema que con tanto esfuerzo político se creó en la Transición. El Régimen se agota. Europa ha embridado ya a Grecia y acosa a España para impedir el zarandeo zapatético del euro. Menos mal que el presidente dadivoso, e incluso Elena Salgado, se han enterado de que no se puede seguir así. Demos la bienvenida a las medidas correctoras ya en marcha aunque lleguen tarde y resulten insuficientes.

Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española

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