Indulto a Montes Neiro, el preso más antiguo de España| poveda | Viernes, 16 de diciembre de 2011 | |
«Entré a los 16 años preso, salí a los 18, entré a los 19, salí a los 24, entré a los 26 y tengo 60 años». Lo contó el granadino Miguel Montes Neiro, el preso más antiguo de España, en la web carcelaria Punto de Fuga. Entre 2009 y 2010 estuvo a en Jaén II. Módulo 6. Encargado del taller de manualidades. Su hermana Encarna ni podía ir a visitarlo. La habían cogido cuando intentaba pasarle “un cigarrito de la risa” (de hecho ha sido condenada por ello por un juzgado de lo Penal de Jaén), según me explicó. Sinceridad ante todo. Está casado y tiene dos hijas, Ángeles y Estrella.
Encarna Montes Neiro llamaba al periódico un día sí y otro también. No cejó en su empeño hasta que comenzamos a hacernos eco del caso de su hermano, que se había puesto en huelga de hambre. Buena parte del mérito del indulto concedido hoy a su hermano Miguel, el preso más antiguo de España y puede que de Europa, es de su hermana, que ha batallado sin cesar. En la foto de arriba, del archivo de IDEAL, se puede ver cómo era Montes a principios de los ochenta y cómo es ahora.
El 31 de octubre de 2010, cuando escribí unos de los reportajes que hice sobre Montes Neira durante su estancia en Jaén, se cumplían 34 años y 24 días desde que comenzó a cumplir una condena prácticamente ininterrumpida (incluidos pequeños periodos de libertad condicional y 1.386 días que ha estado fugado), acumulando pena tras pena. Hasta 24 procesos judiciales se han llegado a abrir a su nombre en estos años. Veinticuatro procedimientos que han acabado con una frase: “Debo condenar y condeno…”. Entre sus delitos están falsedad de documentos, varias fugas de prisión, receptación, drogas, muchos robos, desórdenes públicos y desacato. Su último delito, una fuga. En noviembre de 2009 lo trasladaron desde la cárcel de Jaén a Granada, al funeral de su madre. Él pidió ir al servicio. Y se escapó por la ventana a la que habían aflojado los tornillos. Estuvo un mes libre. Luego lo cogió la Policía. Y volvió a prisión.
El Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Jaén estudió su caso para ver si podía contarle las penas de una manera más ventajosa. «Nos enfrentamos a un auténtico galimatías jurídico. Un problema con muchas variables a considerar y muy complejo. Hay que examinar todos y cada uno de los procesos en los que ha estado inmerso este hombre, ver qué cumplió de prisión preventiva, cuánto le abonaron en cada causa, cuándo estaba en preventiva y cuándo cumpliendo en muchos momentos en los que se solapan las causas. Se trata de causas dispersas por juzgados de toda España en un periodo muy amplio de tiempo, pues hay que remontarse hasta 1976. Hay que ver en cada juzgado dónde está toda la documentación referida a ese procedimiento y que envíen documentos a Jaén, explicaron en el juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Jaén. En esas estaban cuando lo trasladaron a Granada. Desde entonces, la vía del indulto ha sido la única salida para el preso Montes.
Los “números” de la vida carcelaria de Montes Neiro asustan. Los resume su letrado Félix Martín. «Mi representado ha permanecido privado de libertad preventivo un total de 46 años y ocho meses, y permanecido en prisión 34 años y 13 días (a fecha de 10 de octubre) si bien hay que descontar los periodos en que ha permanecido evadido por un total de 1.386 días, lo que hace un total de 11.045 días que equivalen a 30 años, dos meses y ocho días».
Montes Neira le vio la cara por primera vez a un juez cuando era menor de edad. «Fue un desgraciado accidente de juego entre chiquillos», dicen sus familiares. Le clavó una flecha a un niño en un ojo. Fue un juego que lo llevó al reformatorio. Luego, ingresó en prisión el 7 de octubre de 1976 , por pegarle a un cabo de la Legión con el que tuvo un altercado. Y aún no se ha desenredado de prisiones y rejas.
Su caso es tan excepcional que incluso asociaciones humanitarias vinculadas al mundo penitenciario como Coordinadora de Barrios, Enlace o Asociación Pro Derechos Humanos (APDH) han reclamado que se le conceda el tercer grado ya que se encuentra cumpliendo «una cadena perpetua encubierta», según publicó el diario El Mundo.
Encarnación Montes, su hermana, insiste en que detrás de muchos de los años que lleva encarcelado Miguel Francisco hay un problema de fallos en la aplicación de la ley. En la familia están convencidos de que no se le han aplicado correctamente las disposiciones legales que regulan la acumulación de condenas, y que el preso más antiguo de España ya debería estar en la calle desde hace años.
En una carrera delictiva tan dilatada en el tiempo como la suya, Montes Neira ha tenido tiempo de arrasar con buena parte del articulado de dos códigos penales distintos: el de antes de 1995 y el de después. La familia sostiene que si se hubieran aplicado correctamente las disposiciones transitorias y se hubieran sumado bien las condenas ya estaría libre. En la APDH hablan incluso de «acumulación bárbara de condenas probablemente mal sumadas».
«Más que fugado, estoy cansado de soportar tanta injusticia, tanta sinrazón, tanta trampa. Que cometí delitos es cierto. Pero estoy convencido de haberlos pagado», decía. Cuando lo iban a juzgar, en enero de 2011, le dijo al periodista Francisco Apaloaza que si pudiera se volvería a fugar. Pero volvió a escuchar por vigésimo quinta vez la misma frase: “Debo condenar y condeno…”. Y volvió a su rutina de 34 años. A ser otro día más el preso más antiguo de España. Una situación que se acaba ahora.
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