Nómadas tibetanos en el exilio del Ladakh
Que las cosas no están nada fáciles para los tibetanos en su tierra es algo que es de dominio público. Los chinos han realizado en este país un verdadero genocidio, probablemente el mayor del siglo XX, sólo superado por el de Ruanda. Muchos tibetanos han muerto; otros tantos han tomado el camino del exilio. Los que quedan -con excepción de las nuevas generaciones educadas bajo el mandato chino y que ya han perdido completamente su cultura y raíces-, no tienen ningún derecho, ya que oficialmente no tienen la consideración de ciudadanos. El incumplimiento de la Carta de Derechos Humanos es sistemático.
El ejército chino, crecido por la tolerancia de las grandes potencias ante esta situación, ni tan siquiera se molesta en disimular frente al mundo, y así, el masificado campo base del Cho Oyu en pleno contempló horrorizado como los soldados de la República Popular abrían fuego contra unos nómadas indefensos que intentaban cruzar la frontera con Nepal, siguiendo las huellas del Dalai Lama, su líder espiritual. Sin previo aviso, comenzó la carnicería. Los nómadas no tenían ninguna posibilidad de defenderse ni de esconderse, eran un blanco fácil. La caravana estaba compuesta por jóvenes, monjas y niñas. Al menos dos niñas de 14 y 17 años murieron. Se desconoce la cifra exacta de muertos, ya que los soldados lanzaron los cuerpos a grietas en el glaciar. La primera persona a la que se ve caer es la monja que guiaba la caravana.
Tibetanos en el exilio. Los más jóvenes ya no han conocido su tierra
El gobierno chino emitió un comunicado alegando que los soldados dispararon para defenderse del ataque de los nómadas. Cualquier duda queda disipada tras ver este vídeo. Los soldados, apostados en sus posiciones, se dedican a masacrar a los integrantes de la caravana. Vemos como ellos intentan huir hacia adelante, excepto uno que busca refugio en la tienda-baño de los expedicionarios. Al final de su "hazaña", los soldados chinos se pasean por entre las tiendas del campo base.
Normalmente, los 2.5000 tibetanos que se calcula que cada año abandonan su tierra, suelen hacerlo durante el invierno, cuando el ejército se repliega a las zonas bajas debido a los rigores de la estación. Pero alguna caravana lo intenta de forma desesperada en otras épocas, corriendo la suerte que podemos ver en este vídeo. Ver lo que el ejército chino se atreve a hacer delante de los ojos de todo el mundo nos da una idea de lo que este pueblo estará pasando cuando no haya testigos internacionales delante.
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