viernes, 9 de julio de 2010



J. GRAU / MADRID
Día 09/07/20104 El disidente cubano Guillermo Fariñas abandonó ayer la huelga de hambre que había comenzado hace 135 días. Respondía así al anuncio del régimen castrista, el miércoles, de la liberación de 52 presos políticos. «Guillermo Fariñas pone fin a su huelga de hambre desde este momento», afirmó ayer la disidente Gisela Delgado, después de visitar al periodista, de 48 años, que desde marzo se hallaba en el servicio de cuidados intensivos del hospital de Santa Clara.
Previamente, un grupo de opositores se había dirigido a esa ciudad para animar a Fariñas a que cambiara de actitud. «Creemos que hoy será un gran día, que podemos convencerlo de que abandone la huelga de hambre. Él pide la liberación de 26 presos y el Gobierno aceptó la excarcelación de 52 detenidos de conciencia», declaró otro ex preso político, Héctor Palacios, cuando se dirigía a Santa Clara, una localidad a 270 kilómetros al este de La Habana.
La huelga de hambre de Guillermo Fariñas comenzó el pasado 24 de febrero, al día siguiente de la muerte del opositor Orlando Zapata Tamayo. Este, a su vez, se encontraba en su 85º día sin comer de forma voluntaria. Con su protesta, Zapata aspiraba a que el Gobierno cubano mejorara las condiciones de vida en prisión. La muerte de Zapata supuso la condena mundial del régimen de Raúl Castro y arrojó luz sobre la penosa situación de los derechos humanos en la isla, especialmente de los encarcelados por no pensar como el régimen.
A la vista de lo ocurrido con Zapata, para mantener con vida durante todo este tiempo a Fariñas, en el hospital le han estado dando nutrientes intravenosos, pero él ha rehusado siempre comer o beber. La madre de Guillermo Fariñas, Alicia Hernández, insistió ayer en que su hijo sigue en estado grave.
Licet Zamora, una periodista que ha actuado de portavoz de la familia Fariñas, comentó a ABC ayer por teléfono: «La última prueba que le han hecho revela que su trombosis no ha experimentado mejora alguna». Zamora añadió que la
liberación de presos no hubiera sido posible sin la muerte del disidente Orlando Zapata, sin la huelga de hambre de Guillermo Fariñas y sin la actitud inquebrantable de las Damas de Blanco, el grupo formado por madres, esposas y familiares de los presos políticos cubanos. Eso, y la reciente mediación de la Iglesia católica.
Licet Zamora, valorando la liberación de presos, sostuvo que los Castro han querido «quitarse el dolor de cabeza» de la repulsa internacional, con las excarcelaciones-expulsiones, pero «no todo será bonito porque no todos se querrán ir

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