martes, 27 de julio de 2010

CANELA FINA

'Sostenella y no enmendalla'
Luis María Ansón

Publicado el Martes, 27 de julio de 2010

Los botafumeiros que aroman a Elena Salgado dicen que la ministra de Economía habla incluso mejor que Maleni y la comparan, como está mandado, con Cicerón. El humanum est errare es un juicio de Séneca que se ha convertido en lugar común. Pero ya que hemos hablado de Cicerón, junto a Castelar, única comparación histórica para hacer justicia a la oratoria de Elena Salgado, bueno será recordar lo que el intelectual romano escribió en una de sus Filípicas, completando el juicio de Séneca y en honor de Zapatero: "Cualquier hombre puede equivocarse pero únicamente los necios perseveran en el error".

El presidente dadivoso se ha enorgullecido del inmenso error de la negociación con Eta y ha declarado que, gracias a su proceso de rendición, la banda está acorralada. ¡Qué cosas hay que leer! Zapatero tuvo la ocurrencia de presentarse a las elecciones como el gran pacificador. Incluso las alabanceros monclovitas le susurraron al oído que podía ser premio Nobel de la Paz como Pérez Esquivel o Rigoberta Menchú. Abrió con Eta una negociación política de tú a tú, en la que hizo todas las concesiones que exigían los terroristas, Navarra incluida. Como tardaba en cumplir lo prometido, y existía el antecedente de la tomadura de pelo a Carod-Rovira, Eta dejó su tarjeta de visita en el aeropuerto de Barajas. Zapatero mintió descaradamente a la opinión pública tras la atrocidad. Anunció de forma solemne que se había terminado cualquier negociación con Eta y unos meses después reconoció en este periódico que el diálogo prosiguió.

Rubalcaba, con ayuda de Francia, puso cerco a Eta. En opinión de Mayor Oreja, Zapatero siguió negociando. En artículos anteriores he desmenuzado los datos objetivos y los contactos de esa negociación enmascarada. Próximas las elecciones municipales, que son vitales para la financiación de Eta, la banda ha empezado a hacer gestos para torear a Zapatero el de las mercedes y conseguir que uno de los brazos políticos de los terroristas se presente, las pistolas sobre la mesa, para seguir mangoneando en algunos pueblos. Todo lo que está ocurriendo hace pensar que el presidente circunflejo se prepara para facilitar el paso de Eta a las elecciones municipales, aceptando como solución tregua lo que sólo puede ser una nueva trampa de la banda criminal.

Estamos ante la más segura política de Zapatero: sostenella y no enmendalla. Cuando se dio cuenta, antes de las elecciones de 2008, que la hemorragia de votos a causa de la negociación con Eta era incontenible, rectificó con la boca chica. Pero como él nunca se equivoca, prosi-guió subterráneamente con una negociación que, a la vista de las actas de las reuniones celebradas, alcanzó cotas de indignidad nacional difícilmente superables.

Zapatero, en fin, resucitó a la Eta que Aznar dejó moribunda. Ahora podría proporcionar a la banda nuevos balones de oxígeno si no se denuncia con claridad lo que bajo cuerda se está urdiendo. Zapatero, el embustero, pretende de nuevo engañar a la opinión pública. Entre todos debemos cegar los caminos que conducen a la negociación política con Eta. La solución del conflicto no es el "proceso de paz" del que se enorgullece Zapatero, y que fue un indigno proceso de rendición. La solución deriva de echar todo el peso del Estado de Derecho sobre Eta hasta que la banda asesina anuncie su disolución y la entrega de las armas. Como ha escrito Ignacio Camacho, a Zapatero le quedan ya pocas oportunidades para equivocarse, pero no desperdicia ni una.

Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.

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