viernes, 5 de diciembre de 2008
EL TIMO DEL ABETO POR IMMA MAYOL
La idea, aunque vilipendiada por muchos, no parecía tan mala en una ciudad que se ha entregado en el último año a la explosión de la bicicleta. Árboles de Navidad que solo se iluminan cuando la gente se sube a una bicicleta especial para suministrarles corriente es una iniciativa coherente con el espíritu ecológico del ayuntamiento. Pero a la polémica sobre el elevado coste de estos abetos de acero se añade ahora otro problema: las bicicletas solo se colocan durante un breve espacio de tiempo (entre las seis de la tarde y las ocho y media de la noche, como ya se había anunciado) pero milagrosamente las luces de los abetos siguen encendidas después de ese horario.
Después de una semana de funcionamiento y debate, los dos abetos en cuestión, ante el mercado de Santa Caterina y en los Jardinets de Gràcia, se han desvelado como mero escaparate de la defensa medioambiental y ahorro energético. Mientras que los otros cuatro árboles revolucionarios funcionan, en teoría, gracias a la luz solar que van captando durante el día, estos dos bici-árboles están conectados a la red eléctrica. No muy ecológicos, pues. En la avenida de Francesc Cambó, un cable une el árbol con el techo del mercado, mientras que en los Jardinets la corriente necesaria se toma de una farola cercana.
POCOS ADULTOS
Visto así, los transeúntes podrían ahorrarse el esfuerzo de dar a los pedales de una de las tres bicicletas del modelo Bicing situadas ante cada árbol, tal como hizo la concejala de Medio Ambiente, Imma Mayol, el día de la inauguración. Aunque pueden consolarse con la idea de que están haciendo un saludable ejercicio físico en bici sin tener que temer a los automovilistas. Por parte del ayuntamiento, prevalece la idea de que, con una iniciativa así, se trata de concienciar a la gente del ahorro eléctrico. De momento, son casi únicamente niños quienes se apuntan a dar luz a los abetos. Muy pocos adultos se suben a las bicis y solo observan esos atípico abetos desde cierta lejanía.
La oposición municipal, que desde el primer día ha mordido en el tentador anzuelo de estos árboles, sobre todo por el precio de 214.000 euros para los seis ejemplares de acero, diseñados por Martirià Figueres, también ya se ha dado cuenta del "engaño de Mayol con los árboles ecológicos porque están conectados a la red eléctrica", según el concejal de Unió Raimond Blasi, cuando se había asegurado que solo funcionarían a pedales o con energía solar.
AÚN MÁS TRISTE
Blasi añade que su grupo no cree que sea malo que los abetos estén enchufados a la red, ya que si no "el efecto de estas masas de hierro por la noche sería aún más triste", pero denuncia "esta manera descarada de menospreciar la buena fe de las personas, a base de pequeños engaños o malas explicaciones, ya que cuando se descubren son contraproducentes y pueden provocar el efecto inverso al que buscan de conciencia ecológica", asegura el concejal de CiU.
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