y su esposa dice que cuando dejo el cargo se llevo cero patatero! esto no hay quien se lo crea!!!!

JOSÉ GARCÍA DOMÍNGUEZ
Día 21/07/2013 -
Gracias a la deposición última de Narcís Serra en el Parlament, acuso recibo de que las cajas de ahorros no estaban politizadas en España. Y la prueba, supongo, debe ser que lo nombrasen a él para conducir a la quiebra a la difunta Caixa Catalunya. Una de las diferencias entre el capitalismo de aquí y el de verdad fue lo sucedido con sus homólogas norteamericanas allá por los ochenta. Sí, cuando aquel Ronald Reagan al que don Narcis acaso tuviese por un tosco reaccionario vendido al capital. Y es que su departamento de Justicia tramitó siete mil expedientes criminales contra otros siete mil directivos luego de la ruina especulativa de esas entidades de ahorro popular. Expedientes que darían lugar a mil cien inculpaciones firmes. Seiscientos cincuenta financieros terminaron entre rejas. Huelga decir que todos ellos fueron inhabilitados de por vida.

Ah, el capitalismo salvaje yanqui. Nada que ver con nuestra muy civilizada y socialdemócrata Generalitat, la misma que modificó la ley justo tras el aterrizaje en Caixa Catalunya de don Narcís a fin de permitir que las cajas pagasen un sueldo a sus presidentes. De ahí que su cargo, honorífico a lo largo de más de un siglo, pasara a retribuirse con 175.000 euros anuales. Momio que por ventura resultó "compatible con las dietas que correspondan", tal como se aclaraba, previsora, la correspondiente orden de Economía. Apostilla nada ociosa si se repara el montante de la siguiente broma: en 2008, con la crisis en marcha, los consejeros, incluido el despolitizado Serra, se llevaron a casa 910.000 euros en concepto de dietas. Una bonita cifra a la que procedería agregar otros 664.000 euros librados a sus beneficiaros bajo el singular epígrafe de "primas de seguros de vida y pensiones". Guarismos a los que habría que añadir otros 3,21 millones de euros volatilizados en una imprecisa partida nominada "personal clave de la dirección y miembros del consejo en su calidad de directivos". “La feina ben feta”, que decía el otro.