lunes, 14 de marzo de 2011
ES COMO UNA MALDICIÓN...
ELPAIS.com Hallados 2.000 cadáveres en las costas de Miyagi
El Gobierno de Tokio lucha contra la devastación con un enorme dispositivo de rescate que ha desplegado a 100.000 soldados, 300 aviones y 40 barcos
JOSE REINOSO (ENVIADO ESPECIAL) / AGENCIAS - Tokio - 14/03/2011
Mientras Japón sigue en estado de shock por el terremoto que el pasado viernes causó un devastador tsunami, unos 2.000 cadáveres han sido encontrados este lunes en la prefectura de Miyagi, ubicada al noreste del país. De confirmarse, este hallazgo elevaría en más del doble el balance de víctimas mortales del seísmo, que hasta ahora, según cifras oficiales, es de 1.600 muertos. Además, 1.419 personas están heridas, más de 10.000 desaparecidas y 380.000 evacuadas.
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Unos supervivientes buscan refugio en Rikuzentakata, en el noreste.- REUTERS-
Alrededor de un millar de cuerpos aparecieron en una playa de la península de Ojika, mientras que otros tantos fueron encontrados en la ciudad de Minamisanriku, donde al menos 9.500 personas -más de la mitad de la población- están en paradero desconocido. Sin embargo, algunos medios creen que es posible que muchos de estos desaparecidos huyeran a tiempo a la vecina localidad de Tome, también en Miyagi.
Entretanto, los equipos de emergencia se afanan por rescatar a los cerca de 300 cadáveres atrapados entre los escombros en la ciudad de Sendai, capital de dicha prefectura, que tampoco han sido incluidos en el recuento oficial de víctimas.
En este contexto, el Gobierno de Miyagi ha solicitado ayuda a otras prefecturas para comenzar con la quema de los cuerpos con el fin de evitar la propagación de enfermedades entre los supervivientes. Por su parte, la Agencia de Turismo de Japón ha declinado informar sobre los 2.500 extranjeros que se encontraban visitando la zona afectada por el seísmo, según recoge la agencia de noticias Kiodo.
Además, los escombros han bloqueado los accesos por tierra a las ciudades, por lo que las autoridades han ordenado suministrar la ayuda humanitaria vía aérea con el fin de garantizar la atención a los damnificados.
El Gobierno ha puesto en marcha un enorme dispositivo de salvamento, con el despliegue de 100.000 soldados, 300 aviones y alrededor de 40 barcos. Los supervivientes en las zonas devastadas se apiñan en los refugios y buscan alimentos ante la incertidumbre sobre lo que tardarán en llegar nuevos víveres, mientras los equipos de rescate siguen buscando gente entre las casas sumergidas, los coches reventados y los barcos arrastrados por las aguas.
En las últimas horas se han registrado 15 réplicas del devastador terremoto del viernes, tres de ellas de magnitud 6. Las autoridades siguen pidiendo precaución a las poblaciones de la costa ante la posibilidad de que se vuelvan a repetir los tsunamis, como efecto de estas réplicas.
Situación caótica
Más de un millón de hogares carecen de agua potable desde el viernes y más de dos millones de viviendas están a oscuras en Aomori, Iwate, Miyagi y Fukushima. También se está racionando el combustible en las gasolineras en esas provincias golpeadas por el seísmo, el mayor que ha sufrido Japón desde que comenzó a registrar datos hace 140 años.
Ante la gravedad de la situación, hoy se suspenderán los trabajos en instituciones como el Parlamento de Japón, algo inusual en una de las naciones más avanzadas del mundo. Tampoco abrirán sus puertas las plantas de los gigantes de la industria automovilística nipona Honda, Nissan, Mitsubishi, Suzuki o Toyota, líder mundial del motor. Algunas de estas grandes empresas aseguraron que es muy difícil continuar operando sin recibir las piezas de repuesto que necesitan y el Ejecutivo les pidió que conserven energía para evitar más cortes de suministro en los próximos días.
Las imágenes aéreas siguen mostrando edificios arrancados de cuajo y coches y trenes desparramados como si fueran juguetes de plástico por la fuerza de las olas en los alrededores de la ciudad de Sendai, situada unos 300 kilómetros al norte de Tokio y a solo 130 kilómetros del epicentro. En Sendai, que tiene alrededor de un millón de habitantes, han sido encontrados alrededor de 300 cadáveres. El barrio de Wakabayashi, que da al mar, quedó convertido en un pantanal. La mayoría de sus casas resultaron barridas. El mar arrojó dos kilómetros tierra adentro contenedores del puerto, transformados en arietes mortales.
El primer ministro, Naoto Kan, que recorrió el domingo por la mañana la región en helicóptero, dijo que se trata de un "desastre nacional sin precedentes". "El daño es enorme. Lo que eran hasta ahora zonas residenciales han sido barridas en su mayoría en muchas áreas costeras y los fuegos siguen ardiendo", dijo. Estados Unidos, que tiene 50.000 soldados en Japón, ordenó a su flota, incluidos dos portaaviones, que suministre ayuda.
Las continuas réplicas han provocado el pánico en muchos ciudadanos y turistas. Como Jayce Ong, un ingeniero singapureño de 35 años que se encontraba de viaje en Tokio. "Cuando se produjo el terremoto, estaba en un café. Todo comenzó a temblar. No es que sintiera el terremoto, sino que estaba dentro de él. No tuve miedo sino terror. No sabía dónde meterme. Pensé que la tierra se iba a abrir y me iba a tragar", contaba en el aeropuerto de Haneda, uno de los dos de la capital, mientras hacía cola para sacar la tarjeta de embarque.
A Katy Hamm, una estadounidense de 29 años que vive en Washington, el temblor la sorprendió en el aire. "Se produjo cuando íbamos a aterrizar en Tokio. El avión volvió a remontar el vuelo y estuvimos una hora y media dando vueltas. Iba a hacer una escala de algo más de una hora antes de continuar hacia Bangkok, y llevo más de 30 horas aquí", dice Hamm, que se dirigía a Tailandia en viaje de turismo.
El archipiélago de Japón está asentado en el llamado Anillo de Fuego del Pacífico, una zona de gran actividad volcánica y telúrica, y Tokio se encuentra en uno de los lugares más peligrosos, donde tres placas continentales se están frotando unas con otras, lo que genera una enorme presión sísmica.
El Gobierno ha advertido desde hace tiempo de la posibilidad de que se produzca un terremoto de magnitud 8 antes de 30 años en la zona urbana de la capital.
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